Nada del amor me produce envidia (Teatro)
Rodrigo Soler (periodista de La ventana) nos habla sobre la obra "Nada del amor me produce envidia".
‘Nada del amor me produce envidia’ nos traslada a la década del ’40 en nuestro país, un unipersonal en el que María Merlino nos muestra en lenguaje coloquial, la vida de una costurera se ha pasado toda una vida en su humilde rincón, en su universo personal, y cuya tranquilidad se ve amenazada de repente.
Gran trabajo actoral de Merlino, conteniendo todo el tiempo los sentimientos de su personaje, uno de los caminos más interesantes que podría haber tomado para afrontar este trabajo… Impecable en los tiempos y las formas. Sus ojos transmiten lo que su personaje calla, lo que su discurso oculta, la historia poco a poco va dejando entrever que la Singer detrás de la que se escuda, podría decir mucho más.
Intercala pensamientos, dudas y agobios con canciones que realmente consiguen transportarnos a aquellas películas de Libertad Lamarque que tantas soñaron con protagonizar, desde el punto de vista de una de las que quedaron en el camino. Mientras tanto, cuenta su historia desde su particular visión a un interlocutor imaginario al que trata de usted.
Resignada en su sencillez a pasar inadvertida para siempre, la vida del personaje cambia cuando su amada Libertad le encarga un vestido, y Evita, atraída por la creciente fama de la costurera, decide visitarla, decidiéndose por el mismo que la costurera estaba por finalizar, y aquí es cuando la ficción le guiña un ojo a la realidad, recordando el incidente entre Lamarque y Eva Duarte y la mítica cachetada.
De ser nada, de ser ‘los detalles’, como ella misma afirma, de pasar por la historia dejando poco más que su buen trabajo y su discreción, la costurera sin nombre tiene que hacerse cargo de un papel fundamental en su propia vida, y tomar una decisión imposible.
‘Nada del amor me produce envidia’ nos traslada a la década del ’40 en nuestro país, un unipersonal en el que María Merlino nos muestra en lenguaje coloquial, la vida de una costurera se ha pasado toda una vida en su humilde rincón, en su universo personal, y cuya tranquilidad se ve amenazada de repente.
Gran trabajo actoral de Merlino, conteniendo todo el tiempo los sentimientos de su personaje, uno de los caminos más interesantes que podría haber tomado para afrontar este trabajo… Impecable en los tiempos y las formas. Sus ojos transmiten lo que su personaje calla, lo que su discurso oculta, la historia poco a poco va dejando entrever que la Singer detrás de la que se escuda, podría decir mucho más.
Intercala pensamientos, dudas y agobios con canciones que realmente consiguen transportarnos a aquellas películas de Libertad Lamarque que tantas soñaron con protagonizar, desde el punto de vista de una de las que quedaron en el camino. Mientras tanto, cuenta su historia desde su particular visión a un interlocutor imaginario al que trata de usted.
Resignada en su sencillez a pasar inadvertida para siempre, la vida del personaje cambia cuando su amada Libertad le encarga un vestido, y Evita, atraída por la creciente fama de la costurera, decide visitarla, decidiéndose por el mismo que la costurera estaba por finalizar, y aquí es cuando la ficción le guiña un ojo a la realidad, recordando el incidente entre Lamarque y Eva Duarte y la mítica cachetada.
De ser nada, de ser ‘los detalles’, como ella misma afirma, de pasar por la historia dejando poco más que su buen trabajo y su discreción, la costurera sin nombre tiene que hacerse cargo de un papel fundamental en su propia vida, y tomar una decisión imposible.
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