Entrevista a Tadeo Pettinari (Teatro)


Entrevistamos a Tadeo Pettinari, director de la obra Cassette que pueden verla los viernes a las 21 horas en el teatro La tertulia en la calle Gallo 826. Una entrevista muy interesante donde nos cuenta sobre la elección de los actores y cómo fueron los ensayos entre muchas otras cosas …

1.- ¿Cómo empezaste a relacionarte con el teatro?
De alguna manera siempre estuvo todo relacionado con el teatro. Desde muy chico, a la hora de elegir los juegos. Yo, por ejemplo tenía un empecinamiento con las fiestas. Jugaba al “show” con mis primos: Macarena, la más grande no quería actuar. Entonces tocaba un pianito que le habían comprado. Andreina hacía la canción: "La chica de la boutique" de Heleno, (canciones que nos enseñaba un tío) Otro show era el Chavo del Ocho. ¿Los espectadores? El tío Lino, mi abuela Erminda y su vecina de toda la vida, Elsa. Les ofrecíamos un vaso de agua y nos aplaudían a la hora de la siesta. Como nací en el campo, entre dos pueblos muy chiquitos pero muy lindos, Cañada Rica y General Gelly, tuve esa infancia de la siesta, de la vereda y el único peligro era caerse o golpearse la rodilla y que te salga sangre. Viví en Rosario después y acá el teatro tomó más protagonismo. En la escuela, los últimos viernes de cada mes, la señorita "Mónica" me dejaba que escriba una obra. Y en los recreos, mis compañeros, las ensayaban y yo los dirigía. Me acuerdo haber escrito una obra sobre las Islas Malvinas, un hijo que volvía de la guerra y lo esperaba el padre anciano. Otra sobre el día de la madre, ¡Cómo me gustaría leer esas cosas!
En mi familia el arte pasaba un poco desapercibida, es más, escuché de varias tías un ¿A quién habrá salido artista?
Una tarde, leo en el hall de la escuela un cartel que decía: "HOY: TEATRO NEGRO". Fuí. Era muy chiquito todavía. Pero ver eso fué caer en que esas fantasías del teatro eran posibles. Que había otra gente a la que también le interesaba, y a la salida le insistí a mi mamá para que pregunte quieran dirigía eso, porque yo también quería actuar.
Averiguamos, y esperamos que se vaya. La seguimos y mi mamá le dijo que me gustaba el "teatro".
Un tiempo después empecé a actuar en esas obras, que eran hermosas. Teatro negro. Pura magia. Me acuerdo que no podía dormir los días antes de actuar.

 2.- Quiénes fueron tus maestros?
 Marta Duvoué, la directora del Teatro Negro, fué mi primera maestra. Yo andaba detrás de ella, preguntándole siempre porque hacía tal cosa, o porque ponía tal música. Quería saber. No me conformaba con estar arriba del escenario.
Un par de años después, nos fuimos a vivir con mi familia a Acebal, que es otro pueblo, cerca de Rosario. ¡Qué lindo lugar! Pero yo pensaba que lo del teatro ya se había terminado. Sin embargo, dio la casualidad que Acebal era un pueblo lleno de gente que hace teatro. Y caímos a vivir al lado de la casa de Maricel González, que escribe cuentos infantiles y dirige también teatro para niños. Necesitaban varones y un par de semanas después empecé a ensayar con ella. También Maricel me enseñó mucho. Hacíamos obras para los chicos de las escuelas, siempre infantiles.
En los pueblos es mágico lo que sucede con el teatro. Nosotros nos pasábamos el verano ensayando pedacitos de diferentes obras y las hacíamos en la sala de la Escuela Secundaria. O viajábamos tres o cuatro veces por semana a Rosario a estudiar teatro allá. No estaba definido quien dirigía, quien actuaba y ni pensar en un "productor". Todos éramos todo, todos amábamos ser todo, y siempre estaba claro el objetivo. A mis amigos de toda la vida los conocí así, haciendo teatro. Nos llamaba el cura del pueblo y ahí hacíamos pedazos de musicales que nos gustaban. O si había un desfile de modas en el pueblo, nosotros hacíamos alguna que otra escena. Animábamos cumpleaños, hacíamos los “Pesebres vivientes”, también. Creo que, lo que más aprendí lo aprendí así. Haciendo. Acebal, mi pueblo, me enseñó mucho. La gente de ahí. Estar todo el tiempo “haciendo teatro” como se dice.
Cuando terminé la secundaria me vine a vivir a Buenos Aires: Aprendí también mucho con Raúl Serrano y en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, donde actualmente curso la carrera de Dirección. Fué muy raro del pueblo caer en la gran ciudad. La EMAD está llena de docentes excelentes y con el tiempo me fuí acostumbrando a otras maneras de ver el teatro, pero siento que la EMAD es un lugar aparte. Me siento como me sentía en Acebal. Haciendo teatro y aprendiendo a la vez.
También están los maestros que nos enseñan con su arte, a través del tiempo y de los límites geográficos. Películas, poesías, obras de teatro, puestas… ¡Mirá que afortunado soy! ¡Y que maestros variados! Chejov, Williams, Miller, Kantor, Almodovar, Shakespeare, Noé, Lynch, Pinter, García Lorca. Y la lista es interminable. Además, Buenos Aires es una gran ciudad teatral. Es increíble vivir acá y tener la suerte de disfrutar y aprender de VER.


3.- ¿Qué te gusta de dirigir una obra?
Ese ida y vuelta. El construir. Ir derribando esas hipótesis que uno tenía de un texto, ir derribándolas con el trabajo de artesanía que se hace en los ensayos. Ensuciarse hasta la cintura de tanto meterse. Disfruto el estar ahí, con los actores, probando, armando, deshaciendo.
Lo mismo me pasa con la escenografía, vestuario, música. Me fascina escuchar las diferentes visiones de una misma cosa. Se aprende mucho. Creo que es eso lo que más me gusta de dirigir. Los textos dramáticos hablan por si mismos, pero a cada uno le dicen cosas diferentes. Unir todo eso, llegar a acuerdos, a algo que nos represente a todos. El director toma decisiones todo el tiempo, no es fácil porque a veces ni uno sabe lo que será mejor. El director arriesga a cada paso.
Lo lindo del teatro es que cada director, cada escenógrafo que puso “Romeo y Julieta” lo puso diferente, “Ivanov”, “Las brujas de Salem”. Lo rico de dirigir es esto de construir allí, en el teatro, un mundo entero. Con sus códigos, sus movimientos, su coherencia.
Y más allá de eso, sinceramente, me divierte mucho. Creo que eso busco haciendo teatro. Cuando estoy dirigiendo me siento pleno, me siento tan libre como cuando los actores eran mis primos y los espectadores tres parientes. O como cuando los actores eran los compañeros de segundo grado y las espectadoras eran las madres.

4.- ¿Cómo fue la elección de la obra?
En este proceso, diferente a lo que sucede muchas veces, no había un texto definido. A mi me había llamado Patricio Pereyra ya, en Diciembre del año pasado, contándome un poco del proyecto pero el texto no estaba del todo definido. Nos reunimos varias veces, y surgió la idea de invitar a Juan Crespo (Que ya había trabajado con ellos anteriormente) a que escriba un texto. Es decir que el texto surge a partir de los actores. A partir de reuniones con el autor, con los chicos.


5.- ¿Cómo seleccionaste a los actores?
Eran cuatro actores, (Sole, Romi, Lorena y Diego) Pero me parecía que un actor más iba a aportar un toque interesante. En principio la idea era que además de los actores haya un músico en escena, y conocimos a Nacho que es actor y músico. Entonces incorporamos un personaje más. La otra parte de la historia, la música como personaje.

6.-¿Cuánto tiempo les llevó armar la obra?
Empezamos a idear Cassette en Diciembre del año pasado. Los ensayos empezaron en Febrero/Marzo.

7.- ¿Cómo la definirías?
Cassette parte de una historia para contarnos otra. Y así, encontramos la misma problemática, el mismo conflicto o un conflicto similar en todos los personajes. Los sujetos de Cassette están rotos por dentro. Son víctimas de sus deseos, de sus necesidades. Giran por el mundo buscando algo que nunca encuentran. Rotos. En Eclipse, como dice en la sinópsis de la obra. Cassette son cinco escenas. Cinco episodios y tres planos. Porque estos personajes que están desparramados por diferentes lugares del mundo, se unen en algún punto. Los une la problemática de ser "Indeseados" como se dice en la obra. Todos buscan algo que no pueden poseer.
La estética de la obra está basada en los fotógrafos surrealistas, liderando en este caso Man Ray. La escenografía de Daniela Draiye nos cuenta un espacio tan abierto que bien podría ser un camarín, un barco o el interior de cualquiera de los personajes. Se desparrama y se vuelve a armar. Es funcional a lo que sucede. Lo mismo sucede con el vestuario de Mariela Iturregui, que aporta una estética interesante y  particular.
La obra no tiene trucos, no los admite. Está todo a la vista. Incluso los actores fuera de escena. Quien en la escena uno es una madre, bien puede ser una prostituta en la escena tres. O un presentador, o una tarotista. Eso es lo interesante. Todos son todos. Y ninguno es nada.

8.- ¿Qué podés contarnos de los ensayos?
¿Que puedo contar? Que fueron un desafío. Muy organizados, gracias a Florencia Di Santo. Eso fué buenísimo. Y después, la responsabilidad de los actores. Creo que, más allá de una vez o dos y avisando con tiempo... Nadie faltó, ni llegó tarde. Eso es buenísimo porque permite avanzar. Lo bueno de los ensayos es no repetir, es investigar siempre un poco más, encontrar cosas donde antes había solo frases, textos. Es el lugar para equivocarse, para sacarse de encima los prejuicios y entregarse al arte de laburar juntos. Fué buenísima la incorporación de Mara Teit, que trabajaba la parte corporal con los chicos. Un entrenamiento que hacíamos los sábados y que sumó mucho a cada actor y al grupo en general.


9.- ¿Cuál es tu próximo proyecto?
¡Hay tantas cosas dando vueltas, siempre! Pero es bueno ir paso a paso. Por el momento, seguir estudiando. La formación es lo más importante. Y que esté acompañada del hacer está bueno. Porque haciendo se aprende y mucho. En la EMAD tenemos la suerte de poder hacer. Y este año voy a dirigir ahí, "El Zoo de Cristal" que es una obra que siempre tuve ganas de hacer. Estoy en 3er año.
Además está en mente "Omnibus" que es del mismo autor de Cassette. La leí y me gustó mucho. Es otro universo completamente distinto al de Cassette. Otra cosa. Veremos.

Recomendados de Tadeo
Una canción: “If you don´t wanna love me” de James Morrison.
Una película:  “Mulholland Drive” del genial David Lynch.
Un libro: “Memorias” de Tennessee Williams.
Un cuadro: Vamos por “Cenicitas” de Salvador Dalí. Y porque no, de Federico también.

Entrevista realizada por Romina Soler para La ventana arte y cultura. 

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