Entrevista a Adrian Lirman (Arte)


Entrevista al joven y talentoso artista plástico Adrian Lirman que nos cuenta sobre su infancia, su obra y sus maestros entre muchas cosas más.

1.- ¿Cómo fue tu infancia?

Mi infancia fue muy feliz. Me recuerdo bastante solitario por elección, a diferencia de mi hermano Mariano, un año más chico, que siempre fue muy sociable. En mi espacio de soledad yo estaba siempre dibujando, o filmando, o haciendo cosas creativas.  Mis padres se separaron cuando yo tenía 4 años así que no los recuerdo juntos. Cada uno de mis padres volvió a formar una familia y tengo medio hermanos de ambos lados, somos en total 6, todos varones. Como siempre vi lo positivo de las cosas, seguí teniendo una infancia feliz y de alguna manera dos familias. Hasta mis quince años todo fue perfecto, en ese momento fallece mi mamá y viene un gran cambio en mi vida. Suelo hacer a nivel artístico esta comparación: hasta mis quince años mi vida es un cuadro lindo, la muerte de mi mamá representó una mancha negra sobre ese cuadro, que lo arruinó. Como artista, a nivel inconsciente, recuerdo haber pensado algo así: qué hago con esa mancha, trato de limpiarla para que se vuelva a ver lindo el cuadro, con todas las dificultades que ello conlleva, o hago algo con la mancha negra. Me decidí por esta última opción. Ese sistema optimista de tomar lo que ocurre y hacerlo mejorar, sin cuestionar nada, me funcionó para nutrirme de los hechos de la vida y transformarlos en algo positivo. Aún la muerte de mi mamá es un hecho que tomo como positivo,  porque me transformó en otra persona.

2.- ¿Cómo empezaste a pintar? 

En mi familia todos ejercían alguna forma de arte en sus tiempos libres, mi papá pintaba cuando yo era chico y mi mamá tocaba el piano, recuerdo que ella tenía una gran oído musical. Además toda la familia de mi mamá eran músicos vocacionales.
Siempre me quedaba viendo como mi papá pintaba, me recuerdo a los 4 o 5 años sentado debajo de una mesa de dibujo viendo a mi papá, que preparaba los colores de los óleos y los guardaba en los frasquitos herméticos de los rollos fotográficos. Yo abría los franquitos para olerlos y tengo pregnados los aromas, olían a trementina, aceites …
Desde chico mi papá y mi mamá me llevaron a talleres de expresión y creatividad, siempre me sentí muy apoyado y motivado y así entra la pintura en mi vida.
Muchos familiares, apoyando esa motivación me regalaban libros de pintura y a mí me parecían maravillosos regalos, libros de pintura clásica que era muy raro que le regalen a un chico.

3.- ¿Quiénes fueron tus maestros?

Tuve varios maestros, primero en Estimulo de Bellas Artes, después el taller de Arte para niños de Elsa Bugdadi, el taller de Marisa Varela. En ese taller atravesé la muerte de mi madre, estuve ahí de los 13 a los 19, me vieron crecer y fue muy importante para mí. También estudié con Jorge de Santamaría que era la mano derecha de Berni, con Luis Scafati, con Armando Sapia. A otros artistas los llamaba por teléfono porque veía una muestra que me gustaba y los contactaba. Recuerdo haber visto una muestra de Vito Campanella, lo busque en la guía, yo debía tener 13 ó 14 años, lo llamé por teléfono y me dijo que no daba clases pero que fuera a su estudio con alguno de mis trabajos. Me presenté en su atelier, lo vi pintar un rato y le mostré mis cosas, me dio muy buenos consejos. 

4.- ¿Qué materiales utilizás?

Básicamente óleos pero las técnicas que utilizo para aplicarlo son experimentales. Siempre me dediqué a investigar, no quedarme con las fórmulas tradicionales, y encontré mucho más placer en los descubrimientos del azar que la rutina de la técnica. Nunca repito un método, de alguna manera mis cuadros se van reciclando y van revisando su forma de realizarse, la imagen es reconocible pero se llega de manera diferente. En el año 88 estaba haciendo unas ilustraciones para un grupo de teatro, que se llamaban Los Vergara, trabajando con aerógrafo y con óleo, accidentalmente se tapó el aerógrafo y  el aire abrió un surco en la pintura. Empecé a investigar eso de trabajar con el aerógrafo pero sin pintura y resultó un hallazgo que hasta el día de hoy todavía uso. Además experimento con esponjas, con las dos manos, con la mano izquierda y con la mano derecha alternadamente, con los ojos cerrados. Un montón de técnicas y formas de trabajar que tratan de capturar el estado en el que estoy. El sistema es emoción y razón, primero liberar la emoción y después hacer de eso algo armónico, algo bello y comunicativo. En la etapa emocional no busco belleza, ni armonía, ni gustarle al otro. En la etapa mental lo que hago es compensar lo que paso en la primera sin quitarle la esencia original.

5.- ¿Tenes una rutina de trabajo?

Ahora soy padre de dos niños, así que mi rutina es cuidarlos, ocuparme de ellos y disfrutarlos. Se rompió la rutina anterior, que tampoco era una rutina sino un estado permanente de trabajo por el placer que me genera. Para mí es lo mismo un domingo que un lunes, me gusta tanto pintar que voy a hacerlo un lunes, un domingo o un sábado. Cuando estaba en segundo grado me di cuenta que me estaba levantando a las 6,30 de la mañana para ir al colegio y no me divertía seguir toda la vida con ese ritmo. Mi trabajo me permite ser dueño de mi tiempo pero soy muy exigente, tengo horarios de trabajo muchos más largos que los de cualquiera que trabaja, me gusta tanto hacerlo que no mido los horarios, voy a pintar todo el tiempo o voy a hacer música, mi otro amor, me gusta mucho componer, grabar y tocar.

6.- ¿Qué artistas te gustan?

Necesito hacer un viaje en el tiempo, Carlos Alonso, Caravaggio y Picasso me han marcado fuertemente en su momento. También me gustan Nicola Costantino, Leandro Erlich, Claudio Roncoli, María Paula Caradonti, Ezequiel Montero Swinnen, Germán Wendel, Daniel Vidal, Jorge Abot y mi hermano Mariano Lirman.

7.- ¿Tenes obras de otros artistas?

Tengo obras de muchos amigos con los que Intercambiamos. En una época hacíamos unas reuniones a fin de año y cada uno tenía que traer una obra, luego de la cena hacíamos un sorteo y cada uno se iba con la suya. Así formamos una pequeña pero entrañable colección.

8.- Desde tu experiencia cuál es la relación de los artistas con las galerías de arte?

 En mi caso personal manejo distintos formatos de relación con el mercado. Tengo unos representantes en Europa que manejan mis cuadros, en Roma (Italia). He expuesto en muchas galerías del mundo pero siempre por contactos diferentes. En Argentina me representa la Galería Bisagra y por otro lado tengo compradores del exterior que vienen a comprar obra y luego la venden afuera. No sé adónde van los cuadros, ni a cuánto se venden, pero hay compradores para mis obras y ellos son los intermediarios.

9.- ¿Cuál fue tu primera muestra individual?

Fue en la Galería Lagard, cuando tenía 21 años, salieron varias notas de prensa en los diarios. Expuse del 90 al 94 en esa Galería de Buenos Aires. Cuando hice mi primera muestra en Chicago en el 93, descubrí otro mundo, y decidí desarrollar mi carrera en el exterior. Expuse en Holanda, Tokio, Nueva York, Chicago, Miami, Roma, Bruselas y recién en 2010 volví a exponer individualmente en Argentina.


10.- ¿Cuándo empezaste a dar clases?

Empecé a dar clases en el año 90. Con el tiempo fui perfeccionando lo que es trabajar con una persona, y es muy interesante el proceso. El objetivo es  identidad de obra, es decir, que lo que hagas se parezca a vos.  Es un trabajo mutuo con el alumno, no se trata de un proceso académico. Cuando terminamos el cuadro, lo analizamos, hacemos una lectura para aprender a comprender una obra de arte. De qué estás hablando en tu cuadro, en qué momento estás. Es un ejercicio profundo de autoconocimiento porque las respuestas  están en la obra, el arte es la única manera de materializar el alma.

11.- ¿Qué aprendes de tus alumnos?

Aprendo a enfrentar con honestidad la problemática personal, promuevo es que aparezcan problemas, me sirve un cuadro en el que se genera un problema plástico, que representa un problema de la vida. Lo trabajamos hasta resolverlo plásticamente. Atravesar ese proceso hasta su solución en el arte ayuda a resolver otras problemáticas de la vida real. Por ejemplo, un cuadro queda todo negro, oscuro, en la etapa emocional, esta oscuridad representa angustia o tristeza. Pintarlo es una sana canalización. Luego, una vez liberada la emoción, compensamos esa oscuridad con algo de luz, tal vez blanco. Esta decisión es racional y pretende reciclar aquella tristeza y hacer de ella algo bello. Se conservan las dos cosas, la esencia del autor y a la vez la belleza que comunica el cuadro con el mundo exterior, con esos dos componentes trabajo con los alumnos y de ellos aprendo, trabajar con tantas personalidades diferentes y ver tanta obra genera un hábito de lectura del arte.

12.- Contános acerca de los seminarios que das.

Son seminarios para empresas, trabajo mucho con la Universidad Austral en un programa para altos directivos. Es un ejercicio de pintura, una actividad de  4  horas, donde un grupo de personas pintan un cuadro con una única consigna, primero recurrir a la emoción y luego a la razón. Es muy interesante ver  personas muy estructuradas que luego de pintar se muestran vulnerables, expuestas, blandas, sonrientes, festejándose los cuadros unos a otros. Es un proceso natural que se produce simplemente porque se liberó un canal que les permitió sacar información que estaba atrapada dentro de ellos. Lo que hago  es ayudarlos  a través de la pintura, a sacar aquello que no se recicla, emociones, angustias, cosas trabadas. Después lo comentamos, lo analizamos y aprendemos a conocernos más a través del arte.

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Entrevista realizada por Romina Soler para La ventana arte y cultura.

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