Entrevista a Cristian Majolo (Teatro)
Gentileza Ph Micaela Chiozza |
Entrevisté a Cristian Majolo, talentoso director y actor, quien nos contó acerca de sus orígenes en el mundo teatral y de su última puesta en escena de la obra "Jamás me levantó la mano" de Marcos Casanova con la actuación de Romi Pinto y Malena Luchetti en el Tadrón Teatro.
1.- ¿Cómo elegiste la
obra Jamás me levantó la mano para llevarla a escena?
Nací en Tandil y desde
pequeño iba a los talleres de teatro que dictaba la “Facultad de Arte” y luego
al “Club de Teatro” donde daban cursos y talleres de actuación. Seguí haciendo
cursos en paralelo con la Universidad, Facultad de Arte donde estudié la
carrera de actor, Profesor de Juegos Dramáticos y el Profesorado de Teatro y la
Licenciatura en Teatro, durante 5 años. En el Club de Teatro conocí a Marcos
Casanova, el autor de la obra, fue mi profesor, director y nos hicimos amigos.
La primera obra de Marcos que dirigí fue “El flete” que tuvo mucho éxito
en Buenos Aires, y la hicimos en el Teatro Bambalinas, ex Artaza en calle
Corrientes durante el 2013-2014. En el año 2015 funde mi estudio de teatro
“Estudio Aquí y Ahora” donde además de dar clases de teatro para principiantes,
tengo un grupo de entrenamiento de actores con los que
hicimos otra obra de Marcos que se llama “Arriba las manos” con mi adaptación.
A fin del año pasado Marcos me dijo que tenía una obra nueva y me la
envió para ver que me parecía, se trataba de “Jamás me levantó la mano”. Yo leí
la obra, intercambiamos opiniones y me la dio para que la llevara a escena. Por
lo tanto tenemos una química y una confianza en la labor del otro que va más
allá de cualquier argumento y que me permite tomar su obra y a partir de su
historia, también crear mi propia historia.
2.- ¿Cómo fue la
elección de la puesta en escena?
Esta vez desde la
dirección, me propuse algo diferente. Buscaba para esta una puesta más
performática, más moderna. Acá en Buenos Aires es distinta la movida del
interior y frente a la falta de presupuesto amplio de producción, a lo teatro
independiente, la estrategia es hacer un gran laburo de dirección actoral y una
puesta en escena sin fisuras y arriesgada. Por ello, desde el inicio de los
ensayos me programe una Puesta bi-frontal (con dos frentes), para generar una
dinámica vertiginosa, de la mano de un texto resistente y visceral en donde el
espectador no sabrá “de qué lado estar” y podrá descubrirle el alma a los
personajes y su vez ver los ojos de quien tiene sentado enfrente. Generando un
estado intimista, expresando sentimientos esenciales y simbolizando temas de la
vida cotidiana de una “familia disfuncional (madre e hija) de clase baja
Argentina. Logrando así una puesta imprevisible y haciendo partícipe al
espectador del espacio escénico, logrando que le resulte visualmente atractivo
y coreográficamente impredecible y riesgoso.
3.- ¿Cómo fue la
elección de las actrices?
Cuando decidí llevarla
a escena la llamé a Romi Pinto porque la conozco de hace 3 años y nos encanta
trabajar juntos. Creo que ella es multifacética, camaleónica, una de las
mejores actrices que hay en Buenos Aires. Por lo tanto debía convocar a dos
actrices que desde el “fisic to rol” posean rasgos y facciones similares para
reforzar desde lo vincular el parentesco de madre e hija. Además la obra “Jamás
me levantó la mano” requería según mi punto de vista de un potencial enérgico
muy amplio y un instrumento emocional súper desarrollado como actrices. Una vez
que Romina me dijo que sí, le planteé que necesitaba conseguir una chica para
que esté al lado suyo, que tenga escenario, que tenga oficio y que se banque
estar en escena toda la obra y sea histriónica, además de buena actriz. Creo
que cuanto más viejo es el actor mucho mejor se pone, porque eso te lo da la
experiencia. Entonces la encontré a Malena a través de Romi, fue ella quien me
la propuso porque la conocía de hacer un corto juntas. Yo pensé que Malena no
iba a querer hacerlo, entonces la llame por teléfono y pegamos onda enseguida,
esa primera llamada duró más de dos horas. Para ese momento estábamos en
diciembre, nos juntamos, leímos la obra todos juntos y me fui de
mochilero diez días a Chile porque ya lo tenía programado. El quince de enero
de este año nos juntamos a ensayar, lo hicimos por cuatro meses en Actores y
después uno en el teatro. Empezamos a trabajar primero con el vínculo, la
conexión, la mirada, la percepción, lo visceral. Luego lo lúdico y por ultimo
fuimos al texto. Con el texto donde les dije que mi intención era que el
trabajo de ellas traspase la historia, que los personajes existan por
fuera de ese momento donde las ven. Hicimos un trabajo centrado en lo emocional
y en el juego permanente.
Gentileza Ph Gastón Tomasetig |
4.- ¿Cómo fue la
elección del grotesco para la puesta en escena?
El grotesco me gusta
mucho, yo participé como actor en tres o cuatro obras de Discépolo, quien es el
referente en Argentina de este género. Podría decir que Discépolo es un
Shakespeare argentino sintetizado, que va a lo esencial, a lo más profundo, a
lo más miserable del ser humano, todos han aprendido de Discépolo y después de
Monti. El grotesco en esta obra me permitía jugar con distintas poéticas. Me
gusta jugar con los límites, arriesgar, sorprender al espectador, jugar con los
distanciamientos, lo absurdo, lo lúdico, lo surrealista, no ser previsible y
cuando se tiene actrices que te lo posibilitan, hay que aprovecharlo. Por eso
hicimos una obra visceral, salvaje y a puro vértigo. Nada conformista. Jamás me
levantó la mano estaba planteada textualmente desde el autor Marcos
Casanova como una comedia costumbrista, pero cuando decidí colocar al personaje
de Fátima en una silla de ruedas para re significar la obra, generó un
dramatismo que transformó ésta obra en un drama cómico, una tragicomedia
profunda, un humilde grotesco Discepoleano pero actual, que se convierte por
momentos en costumbrista, cruel y a su vez absurda, con mucho humor y
urticante; por otros, en reflexiva y con la que es absurdo no sentir
cierta empatía. Logrando de esta manera que el espectador se ría y se conmueva
al mismo tiempo. La imposibilidad de la madre de bailar no es “porque no
quiere” sino “porque no puede”, deja de ser un capricho, hay una realidad
física que se lo impide. Otra de las modificaciones que hice fue que la madre
FATIMA , de chica soñaba con ser bailarina y no peluquera como decía la obra.
La puesta en escena fue una decisión, el hecho de que convivan en este
ambiente asfixiante de cuatro paredes donde el inodoro convive al lado de la
mesa y del colchón. Que haya una máquina de coser y la contradicción de que
ella sea costurera y no puede accionar los pedales con los pies sino que tiene
que crear un sistema para poder hacerlo. Fusionar la danza clásica con la
cumbia, una puesta bifrontal donde el espectador se enfrenta a sí mismo. Me
gusta lo complicado en el sentido de hacer fácil lo difícil y en cuanto a la
puesta, el hecho de que puedas bajar el volumen de los diálogos y te
parezca atractivo coreográficamente e imprevisible.
Gentileza Ph Micaela Chiozza |
5.- ¿Qué te propusiste
como director?
Decidí profundizar más
esa línea poética costumbrista que el autor desarrolla desde sus textos y
llegar a mis límites como director de actores y puestista.
En líneas generales
como director y como docente yo me propongo romper con el teatro de texto, de
representación. Entiendo que dirigir una obra de teatro no es montar un texto,
sino contar un universo, otra historia a partir de una historia escrita. En
referencia a “Jamás me levantó la mano”, yo tenía con el autor la libertad de
decidir sentar a la madre en una silla de ruedas, agregar escenas como por
ejemplo la escena previa cinematográfica donde la hija llega a la casa con el
goteo de la noche, la escena del momento peronista y el encuentro
durante el certamen de baile mismo que no aparece en la obra.
Cuando leí la obra la
primera imagen que se me vino a la mente fue la madre en la silla de ruedas
pidiéndole a la hija que la levante para bailar, es una foto que tengo en la
cabeza desde el primer día, y no sé por qué. Creo que metafóricamente
cuenta que los padres llevan el peso de los hijos y llega un momento de la vida
que los hijos llevan el peso de los padres. Además de superar el mito de que la
discapacidad es una "falta", cuando en verdad solo necesita ajustes
necesarios para suplir esa limitación". A partir de esa imagen partí hacia
adelante y hacia atrás. Había que llegar a eso y superarlo.
Por eso ahonde desde la
puesta problemáticas sociales y actuales como la violencia de género, el
abandono, la manipulación, la incomunicación, la dependencia, el maltrato intra
familiar, psicológico-verbal como físico que encontré en el subtexto e
intersticios de la obra y sumarle la discapacidad, la discriminación y la
superación personal pese a las adversidades, que podíamos desarrollar con el
accionar y la exploración actoral. Es una obra que habla del “ser-humano”.+
Lo que pretendo como director
es que el ser humano entienda que ser padre y ser hijo son los oficios más
difíciles del mundo, nadie nació sabiendo como ejercerlos, por lo tanto es algo
que se construye y que si lo hacemos con amor, será muchísimo mejor.
6.- ¿Cómo fueron los ensayos?
Desde mediados de
enero ensayamos 3 veces a la semana durante tres horas. Había mucho texto
y fue laburo, laburo. Cada ensayo era llegar y jugar, proponer. Al
principio me preguntaban cómo, porque, donde, hasta que se entregaron. Una de
las primeras cosas que incorporamos fue la silla de ruedas, porque yo quería
que no fuera un impedimento sino la posibilidad de otras cosas y quería que
Romi la trabaje como una extensión de su cuerpo y así fue. Durante el proceso
de ensayos nos pasaron cosas movilizadoras a los tres, mudanzas, separaciones,
cuestiones familiares. Todos lloramos en algún ensayo porque nos removió algo
personal, nos movilizo así como moviliza al espectador. En la obra están
nuestras almas y nuestras historias de vida. Como método de montaje y puesta en
escena, por así llamarlo, decidí montar primeramente una estructura de toda la
obra, “un esqueleto borrador” de principio a fin para luego poder profundizar
con tranquilidad cada situación, composición de los personajes y “momentos” de la
obra. Pudiendo luego, jugar arriba de lo coreográfico y de la partitura
corporal
Gentileza Ph Facundo Morales |
7.- ¿Cómo definirías la
obra?
Por momentos es teatro
dentro de teatro, metateatral y por otros es muy naturalista, el hecho de
arrancar con grotesco me permite llegar al realismo y que sea tragicómico. Yo
me propuse que sea una tormenta emocional, que de pronto estés llorando y te
rías, o vos estés llorando mientras que el que está sentado al lado se está
riendo. Pero sobre todo que la obra te remueva las fibras y que en algún
momento te identifiques. Sé que la obra te puede gustar o no pero hay dos cosas
que no podes negar la primera es que hay trabajo, indagación, ensayos, y la
segunda es que en algún momento vas a sentirte identificado, vas a ver en esa
madre a tu mamá o a tu tía, a tu abuela y en esa hija a vos. Cuando termina la
obra el público se acerca a agradecernos, te abrazan y lloran, hay otros que
bajan las gradas riéndose.
Por lo tanto esperamos
que al disfrutar de “Jamás me levanto la mano” hacer reflexionar acerca del
especial vínculo Madre-Hija, y que cada uno de los espectadores se vaya
atravesado emocionalmente y al abrir la puerta de su casa, se encuentre con su
hijo, madre o padre, se mire a los ojos y se dé cuenta que seguramente hay
muchas cosas que han hecho mal ambos y tal vez sea tiempo de mejorarlas. Si
logramos eso, siento que nos sacamos el Prode, no necesitamos más. Sin dudas es
una obra para disfrutar con tus padres o con tus hijos.
Mi opinión sobre la obra:
La decisión del director, Cristian Majolo, de encarar la
obra desde la poética del absurdo es
acertada. La relación de esta madre con su hija crece principalmente desde lo corporal, las palabras por momentos son las protagonistas y en otros quedan en segundo plano. El público se siente incómodo, cómplice y al mismo tiempo
encuentra en lo cotidiano de las situaciones una identificación personal que lo
hará reír y llorar, siendo el espejo de los espectadores que están sentados
enfrente. Una puesta en escena pensada hasta en el más mínimo detalle en la cuál el
director supo explotar el talento de estas actrices que ponen cuerpo y alma en
escena dando vida a dos personajes entrañables. (Romina Soler para La ventana)
Info: Quedan dos funciones. Reserven sus entradas !!!!
SÁBADO 1 DE OCTUBRE 20:30HS Tadron Teatro (Av.Niceto Vega 4802)
SÁBADO 8 DE OCTUBRE 20:30HS Tadron Teatro (Av.Niceto Vega 4802)
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