En un pabellón abandonado de un manicomio, conviven cuatro personajes que han quedado despojados de cualquier bálsamo posible, en los confines de un mundo fabricado especialmente para aquellos que, bajo el estigma de “peligro”, son cercenados en el abandono y el olvido. Un joven esquizoide, hijo de un guerrillero desparecido; una mujer marginal, tan visceral como su dolor, que busca refugio de la persecución policiaca y un viejo poeta con delirios místicos; junto a ellos un enfermero demencial que los protege con los modos siniestros de aquella institución que se erige modelo en el control de los cuerpos. La historia de cuatro seres que la sociedad ha dejado, sin más, a un costado de la existencia, de la dignidad, del consuelo y del amor.
“Ingresar a Caliban es adentrarse en otro tiempo y espacio. Habitar ese pasillo interminable, inmiscuirse en la atmósfera intensa que propone el texto. Si bien la violencia pareciera ser el único lenguaje posible, ellos buscan, una y otra vez, el amor. El amor ausente, el amor que lastima, el amor que controla son los únicos modos que ellos conocen. Interpretada con fuerza y soltura, los personajes llevan la locura a un grado abismal. Un calabozo para hombres sin dignidad, oprimidos y reprimidos. Una feroz crítica al sistema institucional hegemónico. Un pedido desesperado de humanidad que quedará resonando en cada uno de los espectadores”, MX Carrizo
Ficha Técnica: Diseño de Escenografía: Norman Briski; Vestuario: Maria Claudia Curetti; Realización Escenográfica: Alberto Bosio, Guillermo Bechthold; Diseño de Luces: Juan Washington Felice Astorga; Asistencia de Dirección: Rosario Andía; Operador de Luces: Sergio Villarruel;Producción: Helena Pérez; Diseño Gráfico: Con la cabeza bajo el agua; Fotografía: María Isabel Vázquez Prensa: Silvina Pizarro
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