Entrevista a María Figueras (Teatro)

Entreviste a María Figueras, directora de la obra teatral “Hermanas” de Carol López, que se presenta los viernes a las 23 horas en El camarín de las musas.

Romina Soler: Hola María, podrías contarnos ¿Cómo fue la elección de la obra? 

María Figueras: Yo quería hacer de Carol Lopez otra obra que se llama VOS que haré, si todo marcha, en otro momento porque está en mi deseo y que trata sobre el deseo de ser padres. Cuatro amigos que se intercambian a la hora de fecundar y que pone en tela de juicio que es el amor, el deseo de formar una familia, el status quo y la amistad. Me encontraba leyendo materiales de Carol para montar VOS, para adentrarme en el universo de la autora cuando leí HERMANAS y acababa de morir mi papá. Entonces di un giro y cambié. Decidí que era el momento de meterme con esas HERMANAS. Me conmovió y divirtió mucho cada personaje y cómo se aborda el tema de la muerte del padre, más para las mujeres, desde el humor y la compasión. Amé a esas Hermanas y quise, necesité volverlas  de carne y hueso. 

R.S.: ¿Cómo fue la elección de los actores que forman parte de "Hermanas"? 

M.F.: Los fui eligiendo de a poco y cada elección se volvió perfecta para mí. Necesitaba unas hermanas que den parecidas, pero que sean energéticamente diferentes. (Florencia Di Paolo es la menor Ivonne, Tamara Kiper es Irene, la hermana del medio y Julia Catalá es la mayor). Quería que el personaje de Iván, el hijo de Irene, tenga un cuerpazo desarrollado y muy atractivo. Un cuerpo que creció más que su psiquis. Un cuerpo de varoncito macho que sea enorme al lado del cuerpo de su madre. Necesitaba a su vez que el novio de Irene sea un hombre común, simple y que esa simpleza sea conquistadora. Y por último Elena Petraglia es la viuda y la madre de la familia. Es una gran actriz y a su vez es mi madre jajajja así que fue intenso y conmovedor trabajar con ella. Necesitaba actores que sepan trabajar en equipo, que sean intensos, íntimos y que tengan un ritmo interno y una energía especial, ya que la obra es tan atractiva por ser una obra vincular. Lo que importa es cómo se cuenta lo que se cuenta. Los admiro mucho a cada uno de mis actores. 
R.S.: ¿Cómo fueron los ensayos y la elección de la sala en El camarín de las musas? 

M.F.: Empezamos a ensayar el año pasado pocas veces a la semana. Al ser una obra independiente cada uno estaba en varios proyectos  a la vez. Este año hicimos ensayos intensivos para poder estrenar. Sentíamos que ya era hora de mostrar el trabajo. Llamé al Camarín de las Musas, sala que amo, ya que trabajé allí como actriz muchas veces y tengo recuerdos muy felices y enseguida me dieron el ok y aquí estamos! 
R.S.: ¿Cómo fue el montaje de la escenografía?

M.F.: La escenografía la hizo Franco Battista con el cual tenemos un diálogo fluido y nos entendemos muy bien. Al ser una obra independiente teníamos que conseguir una escenografía que pueda armarse en menos de 30 minutos y desarmar rápido. Ese problema de producción se convirtió en virtud y creo que logramos un poder de síntesis que cuenta la atmosfera de esa casa venida a menos, de esa soledad y cuando una casa al volar los hijos pierde entidad de hogar. Creo que logramos con poco transmitir cuestiones esenciales.  
R.S.: ¿Cómo definirías la obra? 

M.F.: Una comedia dramática que tiene o lleva  el vértigo de cada uno de los personajes como pulso vital. Una obra que trata de la vida partiendo de una muerte. Una familia que se ama y que hace lo que puede para mantenerse unida contada con mucho humor, porque el humor salva y cura, pero a su vez con emoción. Porque en la vida uno se ríe y llora a veces al mismo tiempo. Porque  a veces hay recompensa: entrar en zonas de tristeza y salir con una sonrisa pese a todo y gracias a todo.  

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