Entrevista a Valeria Llaneza (Teatro)
Una argentina que vive en Nueva York y trabaja en
Broadway
Entrevistamos a la talentosa actriz y productora argentina Valeria Llaneza, que triunfa en Estados Unidos donde se fue a estudiar comedia musical y se quedó a trabajar de lo que ama. A través de esta entrevista nos cuenta como llegó a lograr su sueño, sus estudios en Buenos Aires, su llegada a Nueva York, los maestros que la marcaron y su relación con la familia que la apoyó en todo lo que emprendió y son un pilar fundamental en su vida. Gracias Valeria por compartir con La ventana tu experiencia de vida y los invito a todos a leer esta interesante entrevista, porque con esfuerzo y pasión los sueños se hacen realidad.
Romina Soler: ¿Cómo fue tu infancia?
Valeria Llaneza: Como la recuerdo, mi
infancia fue hermosa. Nací el 14 de agosto de 1986 en Buenos Aires. Tuve la
suerte de crecer en una familia unida que desde pequeña me inculcó los buenos modales y el deseo de luchar por lo que uno realmente
quiere. Tanto mis papás, hermano, abuelos, tías/tíos,
primas/primos, madrina, amigas, estuvieron y están presenten en cada momento y
en cada logro de mi carrera. Si me remonto a mi infancia, uno de mis recuerdos
preferidos eran las tardes de los domingos cuando nos juntábamos en casa, con
la familia de mi mamá y papá. Tardes llenas de risas, juegos, charlas, a veces
había cosas no tan lindas, pero para eso estábamos todos juntos, para
compartirlas y apoyarnos unos a otros. Otro
momento que recuerdo de esa época, eran las Fiestas de Fin de Año. Un mes antes
empezábamos a organizar lo que sería el gran show para presentarlo después del
brindis. Los más chicos, con la complicidad de los mayores, montábamos un
espectáculo con luces, música, vestuario, juegos y prendas con el que nos
divertíamos hasta la madrugada. Cada tanto vuelvo a ver los videos y hoy puedo
decir que era una “gran producción” y quizás mis comienzos en el mundo
artístico.
R.S.: ¿Cómo
comenzó tu relación con la música y el teatro?
V.L.: Mi relación con el arte comenzó desde
muy pequeña. Se inició con mis abuelas, Natividad y Esperanza,
que además de bailar la jota por las tardes, me cantaban canciones españolas. Pasando
por los shows de fin de año y siguiendo por el disfrutar de armar coreografías
y bailar canciones enteras en el patio de mi casa, con papá como camarógrafo y
mamá de asistente de vestuario. Con tan solo cinco
años y junto a mi hermano de tres, nos pasábamos las tardes enteras haciendo
videos para luego enviárselos a nuestra familiares de Estados Unidos. Me acuerdo de los viajes en auto a Mar del Plata, donde
empezó mi pasión por el canto. Eran cinco o seis horas escuchando los mismos
cassettes. A mi papá le gustaba Celine Dion y de tanto repetirlo ya me lo sabía de memoria. Yo cantaba
bajito pero papá decía: “A ver Vale cantá (mirando por el espejo retrovisor para ver si le hacía
caso) cantá un poquito más alto que te quiero escuchar”. Si tuviera
que contar cuando comenzó verdaderamente mi formación en el ambiente artístico
fue cuando a mi tía Isabel le dieron una propaganda de una escuela de comedia
musical que recién comenzaba a formarse llamada B’Way, en Haedo, barrio en el
que yo vivía. Al poco tiempo y con tan solo dieciséis años comencé a asistir a
esta escuela y nunca más paré. Al cabo de tres meses ya sabía lo que quería
hacer durante el resto de mi vida. En esta institución tuve unos compañeros extraordinarios,
personas que realmente amaban lo que
hacían. Hoy por hoy, profesionales, que me enorgullece saber que pude compartir
junto a ellos los sentimientos del arte. Luego de terminar los cuatro años en
B’Way y recibirme en la secundaria, decidí estudiar una carrera universitaria. En
primera instancia quería ser directora por eso averigüé en la Universidad de
Palermo, allí cursé solo un año de la
carrera porque al mismo tiempo tomaba clases en la escuela de Julio Chávez con
Lili Popovich y me di cuenta que para ser directora, primero tenía que estudiar
el mecanismo del actor, entonces me cambié a la carrera de Licenciada en Arte Dramático en la Universidad
del Salvador en donde me gradué y
terminé la Licenciatura. Por las mañanas asistía a la Universidad y durante la tarde/noche realizaba talleres y
cursos de teatro, tap, danza y canto. Mis días eran interminables. Me levantaba
a las seis de la mañana y terminaba a las doce de la noche. Me acuerdo que mi
mamá me iba a buscar cuando terminaba las clases de teatro a las once de la
noche y me traía la comida para que durante el viaje comiera y cuando llegara a
casa lo único que tenía que hacer era meterme en la cama y descansar. Así comenzó este
hermoso sentimiento. Lo que parecía un pasatiempo en mi infancia, se convirtió
en mi profesión, mi pasión y hoy por hoy
lo que soy.
V.L.: Tanto los profesores
con los que elegí estudiar como los compañeros que estaban en las clases. Todos
mis profesores hicieron de guía y contribuyeron a mi formación tanto personal
como profesional. Cada uno puso lo mejor de su conocimiento, su amor y entrega por el trabajo para que pudiera encontrar
mi propio camino. Con los años, también aprendí que el encuentro con un
profesor, al igual que el encuentro con los compañeros de clase es para
aprender algo. Siempre hay un intercambio por mínimo que sea dicho encuentro.
Solo hay que tener la capacidad de observar, aceptar y agradecer a la vida por
el instante vivido. Una de las personas que fue un pilar en mi formación es Laura
Braga, mi maestra de la adolescencia, en quien confié y puse mi corazón para
que con todo su amor pudiese sacar lo
mejor de mí. Con ella pasaba días enteros organizando los shows, viendo
musicales, hablando de las clases, asistiendo a clases de jazz, hablando
de artistas, compartiendo viajes a Nueva York. Hoy ya, una gran amiga. Luego me formé con Julio Chávez, sus clases son magistrales.
Es una persona inteligente, con una técnica clara y precisa. Su dedicación y
pasión por el trabajo lo convierte en una fuente de sabiduría para los demás.
Julio no solo domina la técnica a la perfección sino que además tiene la capacidad
de transmitir al alumno todos sus conocimientos. También recuerdo a Mabel Moreno y Osvaldo por su perseverancia,
entrega y pasión en las clases de canto y a David Señoran en las clases de
danza. En Nueva York no he dejado de rodearme de grandes profesionales. En una
ciudad como esta he aprendido a ser muy perfeccionista y meticulosa con el
trabajo. En escena todo cuenta, todo tiene que tener un porqué y un para qué. Y
es algo que he terminado de comprender al estar en contacto con grandes
maestros.
R.S.: ¿Cuál fue tu primera obra?
V.L.: Mi primera actuación profesional fue Romeo y Julieta, una versión
musical para niños. Recuerdo hasta la canción que canté en la audición. Me dieron el papel del ama de
Julieta. Fue una experiencia corta pero extraordinaria. Realizamos funciones durante
las vacaciones de invierno en el teatro El Piccolino ubicado en Fitz Roy 2056
en Buenos Aires. El público solo ve la obra terminada, pero lo que más me gustó entonces y lo que más me
sigue gustando ahora, es el proceso de creación en donde tenes la posibilidad de probar,
improvisar, trabajar las escenas y tener un encuentro con los actores.
R.S.: ¿Cómo comenzó la idea de irte
a Nueva York y cómo la concretaste?
V.L.: Luego de tomar clases con
tantos profesores necesitaba algo nuevo, algo que me ayudara a dar un salto
hacia adelante, que me pusiese la piel de gallina, y me hiciera latir
fuertemente el corazón. Con este impulso, surgió la idea. En principio iba a estar
algo más de un año, pero al poco tiempo de llegar, ya sabía que este era mi
lugar en el mundo. Hoy, luego de dos años y a la distancia vuelvo a ese momento
y veo que fue una decisión difícil de tomar, pero decidí crecer y vivir esta gran experiencia.
R.S.: ¿Cuál es tu experiencia en la
Gran manzana?
V.L.: Al principio al estar en la facultad entre el estudio, los ensayos y los exámenes no tenía mucho tiempo para disfrutar de la ciudad, estaba veinticuatro horas y más aprendiendo y absorbiendo todo el material que nos daban. Pero luego de mi graduación, una vez que tuve trabajo y casa, pude relajarme un poco más y empezar a disfrutarla. Para mí, todos los días son diferentes. Por empezar, ya caminando por la calle podes ver personas muy diferentes a vos, que se visten de todas maneras, colores y estilos, se sienten libres. Un día típico en mi vida es, levantarme temprano, bañarme, desayunar y prepararme para lo que me depare el día, voy a audicionar, trabajar y/o tomar clases para seguir mejorando. Gracias a Dios hasta ahora tengo varias cosas hechas en esta ciudad, algunos conciertos, dos obras, trabajos de profesora. La vida del actor nunca para, siempre busca nuevos horizontes.
V.L.: Al principio al estar en la facultad entre el estudio, los ensayos y los exámenes no tenía mucho tiempo para disfrutar de la ciudad, estaba veinticuatro horas y más aprendiendo y absorbiendo todo el material que nos daban. Pero luego de mi graduación, una vez que tuve trabajo y casa, pude relajarme un poco más y empezar a disfrutarla. Para mí, todos los días son diferentes. Por empezar, ya caminando por la calle podes ver personas muy diferentes a vos, que se visten de todas maneras, colores y estilos, se sienten libres. Un día típico en mi vida es, levantarme temprano, bañarme, desayunar y prepararme para lo que me depare el día, voy a audicionar, trabajar y/o tomar clases para seguir mejorando. Gracias a Dios hasta ahora tengo varias cosas hechas en esta ciudad, algunos conciertos, dos obras, trabajos de profesora. La vida del actor nunca para, siempre busca nuevos horizontes.
R.S.: ¿Cuáles son tus próximos
proyectos?
V.L.: Por ahora seguir audicionando
para poder subirme a los escenarios de Broadway. Aun así, no descarto la posibilidad de volver a la
Argentina y compartir mis conocimientos contribuyendo en la formación de
futuros actores.
Recomendados de Valeria
Una película: Forrest Gump
Una canción: Tell Him from Celine Dion
and Barbra Streisand
Un libro: The problem with forever
de Jennifer Armentrout.
Un cuadro: The Garden of
Earthly Delights
Facebook:
Llaneza Valeria.
Instagram: valerinllaneza.
Entrevista realizada por Romina Soler para La ventana arte y cultura.
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