Entrevista a Javier Marra (Teatro)
Entrevistamos a Javier Marra dramaturgo y actor de
“Trunco. Una de flores y cuchillos”, se trata de una historia sencilla y
profunda, que habla del amor, la juventud y la resiliencia en un pequeño
pueblo. A través del relato en primera persona, trae el recuerdo de aquellas
primeras experiencias que le dejaron huellas: el despertar del deseo sexual, su
primer amor, los prejuicios de una época, y el universo cotidiano de un entorno
rural que está minuciosamente recreado. Los espectadores se verán sumergidos en
un relato sensible y emotivo, con un presente del protagonista que regresa al
pueblo donde pasaba los veranos en su adolescencia a revivir aquellos días.
Podemos afirmar que es un homenaje a los amores que nos marcan, que nos
acompañan a lo largo de toda la vida.
1.- TRUNCO es tu primera obra como
dramaturgo. ¿Cómo nació la idea y qué te impulsó a escribirla?
Venía con
muchas ganas de escribir un unipersonal, y empecé por hilar unas ideas sueltas
que tenía en la cabeza, sabía que quería contar una historia de pequeños
retazos, pero no tenía mucha idea de que, eran simplemente imágenes que tenía
en la cabeza, experiencias, sensaciones, recuerdos.
2.- La historia tiene un tono muy íntimo y
evocador. ¿Hay elementos autobiográficos en ella? ¿Cómo fue el proceso de
convertir esos recuerdos o imágenes en un texto teatral?
Si hay algunos elementos de mi vida pero más como
disparadores, creo que cuando uno se pone a narrar (cualquier cosa) hay una
cuota de fantasía, una especie de decorado que ayuda y sostiene el relato. Una
especie de colchón poético que ayuda a que todo se vuelva más completo. El
proceso se fue dando muy naturalmente, yo tengo un modo bastante cargado de
imágenes y con el acompañamiento de Lisandro Penelas se volvió más claro ese
ejercicio de escribir.
3.- El título de la obra, Trunco,
sugiere algo inacabado o interrumpido. ¿Cómo dialoga esta idea con la historia
y los personajes?
Desde el comienzo de la obra se plantea un
recorrido contado con pequeñas fracciones de anécdotas, algunas que tienen una
conclusión más clara y otras más difusa, creo que todo personaje tiene algo
incompleto que lo hace interesante de ser contado e imaginado.
4.- Teniendo en cuenta que los hechos que se narran
transcurren en los años 90, pero muchas de sus temáticas siguen vigentes
hoy. ¿Qué cambios crees que hubo en la sociedad respecto a los temas que aborda
la obra y qué cosas siguen igual?
Siento que hay cosas que cambiaron un montón, de las imágenes que
tenía en la infancia o adolescencia sobre la homosexualidad y la construcción
de un amor hay un avance. De hecho me voy a casar en septiembre con mi novio y
eso era impensado para mí. También estamos en un momento en el que salen a la
luz (nuevamente) discursos de odio muy fuertes y eso es un horror, porque el
odio mata, destruye, invalida. Hay comentarios que te acompañan durante toda la
vida y cosas que ya parecían haber quedado atrás ahora están volviendo a tener
el foco, por eso siento importante contar estas historias.
5.- Hay una fuerte presencia del paisaje y el entorno rural en la puesta en escena. ¿Cómo influyó tu propia experiencia o tu imaginario sobre el campo en la construcción de este mundo teatral?
La imagen del pueblo o del campo es algo que mame
muy de chico, mis abuelos y mi hermana vivían en un pueblo que se llama Vedia y
durante toda mi infancia me la pase ahí. Aprendí a nadar ahí, me puse por primera
vez en pedo ahí, tuve una infancia con periodos de pueblo que agradezco mucho.
6.- Además de escribir la obra, la
interpretas en primera persona. ¿Cómo fue el desafío de ponerle cuerpo a tu
propia dramaturgia?
Re difícil, porque puede parecer más fácil porque
la escribió uno pero siento que la exigencia en contar lo que quiero contar es más
grande. Por suerte esta Lisandro (el director) y Jenny (la asistente) ayudando
y acompañando todo el proceso desde afuera y eso me hacía sentir seguro.
7.- ¿Cómo trabajaste con Lisandro Penelas en la
dirección para darle forma a la puesta en escena?
Lisandro tiene una sensibilidad muy linda y como él
fue quien me acompaño en el proceso de escritura había algo ganado. El universo
estaba planteado desde antes y la verdad es que le confiaba (y le confío) mucho a su mirada.
8.- La obra tiene una escenografía
mínima pero cargada de significado. ¿Cómo se decidió esa elección estética?
Se fue dando la idea de construir un juego, casi
como un juego de niños de cubos de madera pero también fue fundamental la
imagen que se le formó a Julieta Capece (Escenógrafa), ella leyó el texto, vino
a los ensayos y fue quien termino de gestar la propuesta escenográfica que me
parece que es una síntesis hermosa de lo que queremos contar
9.- La obra
parece conectar de una manera muy emocional con el público. ¿Cómo ha sido la
respuesta de los espectadores? ¿Hay alguna reacción o comentario que te haya
conmovido especialmente?
Por el momento la respuesta es muy linda, hay una
emoción con la que se va cargando el espectador y me escriben por Instagram o a
mi tel días después de la función para agradecer o contar que les paso y eso es
re lindo.
Creo que lo que más me llamo la atención fue ver a
un señor grande, que no conocía, llorando muy emocionado en primera fila y
cuando salí a saludar a la gente que había venido no estaba más y conmover asi
a una persona que no me conoce me emociono mucho.
Entrevista realizada por Romina Soler para La
ventana cultural.
Trunco. Una
de flores y cuchillos.
Funciones: domingos 16, 23 y 30 de marzo a las 12
hs.
MOSCÚ TEATRO. Juan Ramírez de Velasco 535, Villa
Crespo. CABA.
Intérprete:
Javier Marra
Dramaturgia:
Javier Marra
Diseño de
escenografía: Julieta Capece
Diseño de
iluminación: Soledad Ianni
Diseño
sonoro: Dino Pérez
Fotografía:
Ezequiel Demaestri
Diseño
gráfico: Verónica Viejo
Producción:
Dos Lunas Productora
Co-producción:
Moscú Teatro
Prensa:
Carolina Alfonso
Asistencia de
dirección: Jennifer Permuy
Dirección:
Lisandro Penelas
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