Entrevista a Adrián Canale (Teatro)
Entrevistamos a Adrián Canale, dramaturgo y director de "Parte de este mundo" puesta inspirada en cuentos y poesías de Raymond Carver.
1.-
Cómo fue la elección de los actores para esta obra?
Con
la mayoría de ellos (Vale Castro, Sergio Di Florio, Silvio Palmucci y Ximena
Viscarret) venimos trabajando hace muchos años juntos y han sido mis alumnos.
En el caso de Tian Bras, ya hemos trabajado en puestas anteriores como “Las
Descentradas” y “Amanda y Eduardo”. Con María Zambelli es nueva la relación,
pero en los 6 actores, lo que se buscaba y se logra, debido a su calidad
artística y comprensión del material, es una gran sensibilidad emocional y a la
vez gran capacidad de improvisación y adaptación a las características
particulares del espectáculo.
2.-
Cómo fue la elección de los textos? Por qué Carver?
El
proceso de creación de “Parte de este mundo” tiene varios puntos de anclaje que
pueden ser interesantes para comentar. Lo primero es mi admiración (y la de
todo el grupo) por la literatura de Carver, tanto de sus cuentos como de sus
poemas, tal vez menos conocidos por los lectores. Ese mundo sencillo de
desocupados, alcohólicos en recuperación, parejas y ex-parejas siempre
navegando entre el cariño y la desesperación. Mundo sensible y delicado. Sutil
por propia decisión literaria y a la vez potente y conmovedor. Ese mundo me
pareció siempre adecuado para la representación teatral, no solo por los
personajes, sino también por los climas y situaciones que va creando Carver en
sus cuentos. Esa sensación de que todo puede llegar a suceder pero a la vez
todo queda flotando, como en suspenso.
En
este caso el trabajo, a diferencia de los anteriores que hice en base a Carver
(“Parece algo muy simple” y “Hablar de amor”) que eran a partir de 1 solo
relato, está creado a partir de varios cuentos y poemas. De una primera selección de 16 cuentos, tratando de que
sean cuento donde no intervengan principalmente mas de 3 personajes, fuimos
(actores y director), eligiendo los 8 que finalmente tenemos. La consigna cada
función es usar 5 o 6 de esos relatos, y 1 o 2 poemas cada uno de los actores.
Nos propusimos que por una cuestión de atención del público, el espectáculo no
debe durar mas de 80 minutos, definiendo la duración ideal en 70 minutos. Por
lo tanto, durante la función los actores van controlando la duración de la obra
y resignando o no ese material que tal vez hoy no digan, pero sí la próxima función.
3.-
Cóntanos sobre la puesta en escena y cómo surgió?
La puesta en escena está planteada como una sencilla
conversación, en donde público y actores comparten una mesa y el mismo espacio
escénico. Dejando de lado la noción clásica de lo “teatral”, y con la premisa
de compartir una reunión entre amigos, la presencia de la bebida y la comida es
fundamental en el espectáculo, generando una comunión entre todos los
presentes, de donde se van desprendiendo los relatos y las poesías.
Dos largas mesas donde la gente puede casi “sentir” la respiración de los
actores que están a su lado. Estos conversan e interactúan en medio del público relajadamente,
tomando unas copas de vino y comiendo. Apoyados en gran parte por la
improvisación, ya que no tienen un texto fijo, solamente algunos momentos ya
pautados de antemano, relacionados con los textos que van a relatar. El
objetivo es que cada una de las funciones esté viva y en tensión constante, no
sólo por lo que pasa en la situación, sino también por lo que los actores deben
proponer para llevar adelante la pieza. Se apuesta a que en todas las funciones
suceda algo diferente.
El
trabajo alrededor de Carver me proponía una radicalización cada vez mayor (en
relación a los 2 anteriores) del espacio y de la actuación, pero de forma
inversa: suprimiendo, acotando y simplificando, como Carver hace con sus
relatos y poemas.
Siempre
tengo presente algo que leí de él en un ensayo breve llamado ”Escribir”.
Refiriendose a una frase del escritor Geoffrey Wolff que daba consejos a noveles escritores
diciendo: “Nada de trucos baratos”, Carver la simplifica mas todavía diciendo:
“Nada de trucos”. Mas simple y concreto imposible.
En
paralelo a ese razonamiento, la puesta de “Parte de ese mundo”, aunque
introduce mas material literario que las otras, se simplifica poniendo público
y actores en un mismo espacio, todos juntos compartiendo comida y bebida. Dos largas mesas donde la gente puede casi
“sentir” la respiración de los actores que están a su lado. Comprobando que
están hechos de la misma materia humana y poética que el que mira. Esto me unía
puesta en escena y texto, amalgamado a lo que entiendo sobre Carver y su mundo.
También
la idea de no tener texto fijo y de ir cambiando los cuentos y poemas, en un
estado de continuo “presente”, nos lleva a Carver y ese constante devenir de
sus personajes. Ese estado de aparente “flotación”, donde nada sucede y a la
vez pasa de todo. Entonces, los actores ahí, jugándose el cuerpo, viendo que va
a pasar, esperando el momento justo para intervenir.
La
obra, aunque esto suene repetido, se completa y materializa cada sábado.
Difícil preveer nada. Como abrir un libro y dejarse llevar por lo que dice: “…Esta mañana
pretendo responder esta pregunta y otras similares, mientras observo en
silencio mi rostro que se refleja en los cristales de la ventana…”
4.-
Cómo fueron los ensayos ?
Los
más placenteros de mi carrera. Nos juntábamos a comer y tomar juntos.
Establecíamos esa comunión buscada para la puesta, charlando y comentando de
nuestras cosas personales. En medio de esa conversación y las agradables
libaciones, empezábamos a introducir los cuentos y los poemas de manera azarosa
y caótica. Desde ese mecanismo, íbamos acotando los cuentos que íbamos a hacer,
pero siempre manteniendo el espíritu festivo de una reunión. Con sus altas y
bajas, sus momentos de silencio y de estallidos de discusión. Otra
particularidad de los ensayos, fue que muy rapidamente comenzamos a invitar a
amigos para compartir nuestra mesa. Lo necesitábamos para establecer el
contacto fluido que la “reunión" precisa.
5.-
Cuál es la reacción del público?
Maravillosa.
De sorpresa primero, cierta incomodidad los primeros 5 minutos, y de a poco, en
paralelo con la ingesta de bebida y comida y con la escucha sensible de lo que
va pasando, aflojando las emociones va involucrándose cada vez mas. Incluso
participando muy sutilmente con algunos breves comentarios sobre lo que está
pasando. Y finalmente, agradecida y emocionada por haber participado de esta
ceremonia.
6.-
Cuáles son los desafíos de la obra?
Creo
que varios. En principio, el desafío central de toda representación teatral:
establecer un contacto sensible y verdadero con el público. Que en nuestro caso
se profundiza, ya que el público está a nuestro lado, compartiendo todo.
Entonces la actuación no debe ser excesivamente “teatral”, tiene que tener un
lugar muy sutil y sensible. Al decir de Carver: “Nada de trucos”. Así mismo,
lograr la atención del público, sin que se abandone su posibilidad de seguir
comiendo y tomando mientras mira, para sostener la idea de “reunión social”,
pero sin artificios y sin que esto sea forzado.
7.-
En cada función se invita a un actor que no es del elenco, cómo los eligen y
cómo se incorporan a la puesta?
La
dinámica que tenemos para invitar actores amigos a la obra tiene sus
particularidades. Obviamente, invitamos a compañeros que la hayan visto, y que
hayan disfrutado el material. En general son personas que conocemos o hemos
visto actuar. La invitación tiene una forma más casual, como invitar a un amigo
a la fiesta de cumpleaños. Se elige un cuento y un poema que el invitado va a
decir. Y se ensaya una sola vez, 2 horas. Solo eso. Luego está el disfrute y la
capacidad del invitado para establecer esa comunión que nosotros, con más de
100 funciones, ya tenemos. Pero siempre es placentera la situación, ya que
también nos estimula la novedad y nos permite estar vivos, presentes y atentos
cada función. Como si uno de los tantos personajes de
sus relatos, se nos metiera en nuestra cena y nos dejara un leve aire, un
viento humano que nos emocione y paralice y luego desaparezca para siempre…..
8.- Contános sobre la trilogía de la que forma
parte esta obra.
“Parte
de este mundo” cierra una trilogía iniciada por el grupo, con la obra “Parece
algo muy simple” inspirada en el cuento “Parece una tonteria” y continuada por
“Hablar de amor”, inspirada en el relato “De que hablamos cuando hablamos de
amor”.
Si el primer trabajo sobre el autor que
estrenamos "Parece algo muy
simple", refería al tema del perdón, y en "Hablar de amor" al amor y sus consecuencias en la vida
de las personas, lo que se emparenta en ambos trabajos con “Parte de este mundo” es la falta de certezas de cada una de las
personas que el relato atraviesa. Al igual que en nuestro trabajo teatral,
estos seres desamparados no saben muy bien de qué manera llegaron a donde
están, ni tampoco están tan seguros de su opinión sobre el mundo. Alrededor de
esa poética, se unen los tres trabajos. Y también, como comentara antes, cada
trabajo alrededor de Carver me proponía una radicalización cada vez mayor del
espacio y de la actuación, pero de forma inversa: suprimiendo, acotando y
simplificando, como él hace con sus relatos y poemas. En paralelo a ese
razonamiento, la puesta de “Parte de ese mundo”, aunque introduce mas material
literario que las otras, se simplifica poniendo público y actores en un mismo
espacio, todos juntos compartiendo comida y bebida.
Recomendados
de Adrián
Una
película:
Siempre
me fascino Krzysztof Kieślowski. En especial la serie de los Decálogos. Y mas
específicamente 2 joyas que acá se conocieron como: “Una historia de amor” y
“No matarás”. Esta última es la que elegiría. La
simple y trágica historia de un joven que mata a alguien “sin saber por qué”. Y
que es luego sentenciado a la horca. Vida y muerte, así, simple y sin sentido.
Una
canción:
Tuve
la suerte de tener una hermana mayor que cantaba muy bien y que era fanática de
Maria Bethania. Ella me hizo conocer las bellas canciones de “Alibí”, a mis 15
años. Elegiría “O meu amor”. Y esa voz angelical sigue sonando en mí.
Un
libro:
Si
tuviera que elegir nombraría una vieja edición de Bruguera de “CABALLO EN EL
SALITRAL” de Antonio de Benedetto. El universo silencioso y en suspenso de esos
cuentos, en donde todo parece ocurrir más por la fatalidad que por otra cosa,
me conmueven. En especial esa imposibilidad de los personajes de comunicarse
con los otros y de poder transmitir lo interior sin distorsiones. Belleza rara
y poética la de este mendocino genial.
Un
cuadro:
Sin
dudarlo, “La encajera” o “La encajera de bolillos” de Vermeer. Un personaje
ordinario en la intimidad de sus tareas cotidianas. Una ojeada a la aislada
intimidad doméstica. Una mano de mujer cose el desgarro de un retazo de camisón
ensangrentado. Personas recogidas en un momento íntimo, aisladas en un mundo
ajeno al del espectador, envueltas en un resplandor claro y apacible, en
silencio.
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