Fotografías de gritos de pájaros (Teatro)


Una imagen hospitalaria como el reflejo de un mundo que ya no funciona. En un presente sin remedio y con la permanente sensación de ahogo, tres figuras son víctimas de un sistema perverso que los lanza al vacío, sin la posibilidad de encontrar un camino que los libere. Una obra que evidencia el fracaso de un proyecto colectivo y la dificultad de recuperarlo.  
Escrita y dirigida por Alfredo Rosenbaum, la acción de Fotografías de gritos de pájaros transcurre en el pasillo de un hospital donde tres personajes se encuentran y al mismo tiempo se desencuentran. Abandonados a su suerte, lanzan al mundo discursos que interrogan sobre su propio destino. Fuera del tiempo, intentan sin lograrlo rescatar un mundo que será permanente pasado.

Funciones: viernes 9, 16 y 23 de agosto, a las 23.15hs.
Septiembre: domingos a las 21hs.
Elkafka: Lambaré 866 (CABA)
Teléfono para reservas: 4862-5439
Entrada: $80 Estudiantes y jubilados $50
+info:



Ficha Artístico técnica
Autor: Alfredo Rosenbaum
Elenco:
Ita Scaramuzza  (Enfermera Futura)
Irina Alonso (Enfermera Presente)
Ignacio Huang  (Paciente)
Escenografía, vestuarioJackie Miller
Iluminación: Jackie Miller y Gustavo de Feo.
Banda sonoraGustavo Galuppo
Prensa: Simkin & Franco
Música original: Navío Noche
Asistencia de dirección, fotos y gráfica: Gustavo De Feo
Puesta en escena y Dirección GeneralAlfredo Rosenbaum



Dice el director:
La puesta en escena trabaja desplegando conceptos que el texto dramático propone y que el título parece condensar: unas fotografías lanzadas al público que congelan pasado y presente. No hay melancolía, porque el grito extingue toda posibilidad. El grito es terrorífico y trágico. Congelados por la fotografía, los gritos no llegan a escucharse pero deben percibirse por detrás
Por otra parte, el vuelo siempre como imagen de libertad en la cultura occidental y sus redes de significaciones: la jaula como cárcel, encierro y ahogo. Y además los pájaros como alusión a lo colectivo y a las cuestiones solidarias que se pierden a lo largo del tiempo y que van marcando el futuro.
En este marco, la obra despliega una imagen hospitalaria que se cruza, choca como un presente sin remedio. Las tres figuras que se mueven (o más bien dejan de moverse) se sitúan dentro de ese hospital/país/mundo que ya no funciona. Son víctimas de un sistema perverso que los lanza a los márgenes, al vacío, al pasillo. Pero también son víctimas de sí mismas, en el sentido de no haber podido encontrar un camino que los libere de esa situación. No encuentran nada por recuperar. En las relaciones entre Enfermera Presente y Paciente se pone en evidencia el fracaso de un proyecto común y la dificultad de recuperarlo; en la Enfermera Futura ya no hay diálogo, sólo un extenso monólogo donde ella es a la vez testigo, victimario y víctima: una fusión de enfermera y paciente.
Cada escena (los “encuadres”) es una puesta en foco para mostrar un aspecto diferente de lo mismo, construyendo una serialidad en esas diferencias. Armado y rearmado de la escena (partes móviles) como el texto se des-construye y vuelve a construir, girando alrededor de un sentido que se busca permanentemente pero que no se halla jamás.
Desde esta construcción escénica, la imagen de la Pietá se vislumbra como el referente de lo que ya no puede ser: la falta de solidaridad es total. Y eso es Fotografía: la proyección escénica de una sensación lírica de ahogo, de las dificultades de construcción de un proyecto colectivo.


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