Entrevista a María Lucila Grimberg (Teatro)
Entrevistamos a María Lucila Grimberg coautora y actriz de ¿Dónde está el peceto?, nos cuenta cómo surgió la idea de la obra, los personajes y su experiencia como actriz y directora.
1.- ¿Cómo surgió la
idea de la obra ambientada en el 2001 y el corralito?
La idea surgió de
un hecho real. Mi papá hace un par de años me contó, mientras almorzabamos en
un parrilla en Colegiales, que el día anterior había desaparecido un peceto de
su casa. Su mujer, María Rosa, lo llama al grito de "Juan Carlos, el peceto
no esta!!" y sin entender lo que pasaba con la desaparición del peceto
comenzaron su búsqueda. Al otro día le preguntaron a la empleada si sabía qué
había pasado y ella les juro que no. Ese misterio no se terminó de resolver. Me
pareció tan gracioso y curioso lo que me estaba contando, que desde ese día, lo
pensé primero para un guión de la facultad, en ese momento cursaba Guión II de
la carrera de Imagen y Sonido, pero cuando lo empezé a comentar me dijeron que
era más para una obra de teatro. Ahí fue cuando repensé esa situación pero en
un contexto un poquito mas dramático, hablando irónicamente, como el año 2001
en la Argentina. Así que inmediatamente, con esa sinopsis y con la fantasía de
la obra puesta en escena, me reuní con mis dos entrañables amigos y colegas
Rolly Torcoletti y María Mercedes Elicabe. Los tres comenzamos de a poco a
darle forma a lo que ahora resultó para nosotros y para el público esta
maravillosa obra, que tantas satisfacciones nos da. Y en “¿Dónde está el
peceto?” ese misterio está resuelto.
2.- ¿Cómo fue el
hecho de escribirla entre tres personas?
Escribir con Rolly
Torcoletti y Mechi Elicabe es un placer absoluto. Muy rápidamente coincidimos
en el "porqué" de esta obra, en nuestras intenciones del
"cómo" contarla y a “dónde” queríamos llegar. Una obra pretenciosa
como la que escribimos y que llevamos a cabo no fue fácil, fue un proceso largo
de escritura. Si bien nosotros ya escribimos juntos “ClaraMente Juan” y nos
conocemos entre nosotros y también en la dinámica de trabajo, esta segunda obra
fue completamente distinta. Siendo tres se alivianaron, al mismo tiempo, un
montón de cuestiones al momento de tomar decisiones. Se nos habrían, a nosotros
mismos, polémicas, discuciones dentro del marco histórico y político, cómo lo
ibamos a contar, qué decir, y que no decir. Al mismo tiempo siendo conscientes
de tomar el tema con la delicadeza que le pertenece, siendo uno de los peores
períodos que atravesó nuestro país en ese momento. Ese fue nuestro desafío,
cómo íbamos a contar esta historia pero cómicamente. Inmediatamente comenzaron
a nacer los personajes, sus construcciones, sus acciones dramáticas, sus
costados oscuros, sus vértices ingenuos...y gracias a ellos se transformó
completamente en una comedia satírica, grotesca, con matices costumbristas
donde la gente se ríe a carcajadas porque siente la completa identificación.
3.- ¿Cómo fue la
elección de los personajes y los actores que los interpretarían?
La elección de los
personajes fue estructurada y fraccionada, a conciencia, en dos bloques. Por un
lado la familia Perez Liniers, dueños de la casa donde transcurre toda la obra,
familia aristocrática y de campo, y por otro lado lo que ellos llaman "la
servidumbre". Cada uno de los personajes está representando
metafóricamente la situación socio-política del 2001. Por un lado el pueblo y
su levantamiento y por el otro el Estado, la corrupción y la política. De esa
manera nacieron los nueve personajes de la obra. Cada uno con sus características
y sus acciones que le dan forma a la obra. Y la elección de los grandes actores
que la interpretan fueron los que terminaron de darle vida. Con la mayoría de
los actores trabajamos juntos en otras oportunidades y con otros nos guiamos
por acertadas recomendaciones. Igualmente todos atravesaron el casting que necesitábamos.
4.- ¿Cómo surgió la
idea de la participación de la gente?
Desde un profundo
punto de vista la idea de la participación de la gente fue una manera de poner
al espectador en una situación de tener que elegir “qué” pasa con nuestra
historia. A través de unas tarjetas que se les brinda al comienzo de la función
y en un momento muy específico, la gente tendrá que votar a unos de los
personajes de la obra y así ellos serán quienes decidan cómo continua esa
escena. La misma identificación que produce la historia y los personajes hace
que haya una complicidad importante a esa altura de la obra y que el público no
titubee a la hora de votar.
5.- ¿Qué representa
el peceto en la obra?
El peceto viene a
representar muchísimas cosas. Dado el contexto en el que representamos la obra,
donde todos en mayor o menos medida nos vimos afectados, o tan solo por sentir
la desesperación ajena, la pérdida del Peceto deja traslucir las peores
miserias humanas. A la familia Perez Liniers les da hasta un sentido de pertenencia
y la batalla campal que se genera con el servicio doméstico hace que se
subleven, es decir que “el pueblo” se levante. La obra tiene dos conflictos muy
marcados. El externo, en este caso la situación socio-política, y el interno
que es la desaparición del peceto. En esta comedia los dos conflictos se van
entrelazando a medida que crece la obra, y a medida que estos personajes van
dejándose ver. Por otro lado, y desde un comienzo, la idea metafórica del
peceto fue casi específicamente la huida cruel y desvergonzada del ex
presidente De la Rúa.
6.- Cuáles fueron
las ventajas de escribir la obra y dirigirla?
Las ventajas de
escribir, guionar y dirigir es que desde un primer momentos conoces y ves nacer
a la historia y a los personajes en sí. Una vez que la historia y las líneas
trasversales están marcadas como eje, los personajes comienzan a tomar forma y
son ellos mismos los que te cuentan la historia. Las estructuras psicológicas
de cada personaje son muy interesantes de armar para que luego puedan contar en
una escena particular lo que nosotros queremos. Luego en el proceso de
dirección es maravilloso ver como los actores le dan vida a aquello que
escribimos, a aquello que fantaseamos que sea de tal o cual manera, y hoy por
hoy logramos ver lo que exactamente queríamos. Creemos tanto Rolly Torcoletti
como yo que la obra nunca se termina, aun habiendo sido estrenada. Todo puede
mutar y transformarse sin perder la esencia de la historia. Porque a medida que
la obra crece, los personajes y los actores también. El aporte de ellos es
fundamental para nosotros. Los planteos que los mismos actores se hacen a
medida que van conociendo a los personajes, hacen crecer a la historia en sí.
También creemos mucho en la mirada ajena. Cuando uno escribe, dirige y actúa corre
muchos riegos de perder esa mirada objetiva que uno necesita fundamentalmente
para no perder la esencia, para no perder detalles y para que todo crezca y no
se detenga. Al ser dos, por suerte, nos complementamos para que eso no suceda.
Compartimos, discutimos y debatimos cómo esta la obra, qué se puede hacer y
festejamos cuando se logra exactamente lo que uno quiere poner en escena. Yo
particularmente me apoyé muchísimo en Rolly, ya que es la primera vez que
dirijo una obra de teatro de esta magnitud. Y entre los dos perfeccionamos las
maneras y las ideas que teníamos en mente para llevar a cabo ese rol tan
maravilloso, intenso y particular como es la dirección.
7.- ¿Cómo fueron
los ensayos con tantos actores y cambios de escenografía?
Los ensayos fue todo
un desafío para nosotros jajaja. Desde cómo estructurarlos hasta cómo organizar
las típicas problemáticas, que siempre suceden, como el horario de ensayo.
Somos nueve actores, todos con trabajos y horarios distintos, pero una vez que
se estipula los días y horarios, todo comienza a fluir. Dirgir y ensayar con
tantos actores, incluyéndonos a nosotros tres – Mechi Elicabe, Rolly Torcoletti
y yo –tiene sus ventajas y desventajas, como en todo. Siempre se cubrieron los
ensayos si alguno tuvo que faltar por alguna razón particular. La solidaridad y
el apoyo entre amigos y compañeros es fundamental en este proceso. Cuando en el
primer ensayo los reunimos a todos para realizar una lectura de guión, con
Rolly fuimos lo suficientemente contundentes para dejar en claro nuestra manera
de trabajo, que es básicamente el compromiso. Para nosotros el Teatro Nacional
Independiente es un trabajo y pretendíamos que para ellos también lo sea. Y fue
de esa manera, por suerte. Luego en el transcurrir de los ensayos es también el
deber del director evacuar las dudas de todos los actores, pero sin que se
desbanden las situaciones. Pero tuvimos la suerte de que todos colaboramos
muchísimo para que las cosas fluyan de la mejor manera, y la realidad es que
con los actores con los cuales trabajamos fue todo mucho más sencillo, por su
profesionalismo y humildad a la hora de ensayar. Y respecto a los cambios de
escenografía fue todo un descubrimiento cuando finalmente teníamos terminada
esa etapa, que fue muy cercana a la del estreno. Ensayamos con similares
básicos para poder accionar en las escenas, pero después del trabajo inmenso
que hicieron las escenográfas y arquitectas desde el planteamiento y psicología
de la escenografía, fue todo un mundo nuevo y hasta mas estable para nosotros.
Recomendados de Lucila:
Una película:
Muchísimas. La última que vi “El gran hotel Budapest” de Wes Anderson.
Un cuadro:
Cualquiera de Mercedes Varela.
Una canción: Miles.
“Guanuqueando” Divididos.
Un libro: “El
hombre Ilustrado” de Ray Bradbury
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