El legado de Aarón
"¿Existe alguna relación entre el Síndrome de Jerusalén, una célula ilegal del pecé, la telekinesis y el ejército de Videla? Intenté contestarlo en la novela El legado de Aarón a través de la historia de Aarón Spivak y las huellas que dejó en su familia", dice su autora, Laura Haimovichi. Entre la ilegalidad, la locura y el esoterismo, este escritor y periodista vivió en Palestina en la década de 1930, donde descubrió su don de lenguas y creyó ser un nuevo Moisés. Pero en la reclusión de un psiquiátrico, ya en la Argentina, se topó con el electroshock y la lobotomía y se convirtió en un innombrado. El devenir del tiempo y del país encontró a su hija militando en una agrupación de izquierda, a su nieta transformada en una curandera peronista y a su bisnieta, una niña, moviendo objetos con el pensamiento. Y tuvieron que pasar unas décadas más para que, tras su muerte, Aarón deje de ser un tabú, su legado pierda el peso del terror a la enfermedad y se recree en música, escritura y nuevos caminos.
"Está escrita en primera persona con la convicción y la confianza propios del testimonio" -- dice la escritora Solange Camauër, XII Premio de Novela Negra de Getafé, España, por su novela Sabiduría elemental-- "esa convicción y esa confianza que permiten que la escritura aloje en su interior los ritmos y temperaturas de la infancia y los inquietantes legados familiares, la duda perturbadora, la vocación, la enfermedad, la política. También el deseo de palabra se inscribe, compulsivo y redentor, en la escritura de El legado de Aarón. La valentía es solo uno de los correlatos de esta prosa".
Comentarios
Publicar un comentario