Entrevista a Jimena López (Teatro)


Entrevisté a Jimena López, talentosa actriz, quien actualmente protagoniza Rhonda en Espacio 33 y que escribió junto a Macarena Trigo. Comparto con ustedes esta nota para que la conozcan un poco más y sepan como nació esta obra. Pueden ir a verla este viernes 19 de octubre y el próximo viernes 26 de octubre a las 20.30 horas en Espacio 33 (Treinta y tres orientales 1119, Boedo)  

Romina: ¿Cómo empezó tu relación con el teatro?
Jimena: Empezó de una forma bastante especial. A los 11 años una amiguita me contó que había arrancado teatro y me preguntó si quería ir. Yo era particularmente tímida entonces y cuando se lo conté a mi mamá le pareció una buena idea. En ese tiempo no era tan común el teatro para niños y niñas. Recuerdo que no fui a la primera muestra que hicimos. No sé si me olvidé o me dio miedo, pero los dejé plantados.

R: ¿Quiénes fueron tus profesores de teatro y dramaturgia?
J: Mi primera profe de teatro se llamaba Paula, no recuerdo su apellido. Hacíamos teatro en La calle larga en Avellaneda. Después llegó una propuesta para hacer teatro en la escuela secundaria donde iba. Eligieron a mi curso para probar el proyecto. El profe se llama Carlos Cossa, con él estudié toda la secundaria y algo más. Luego cursé seminarios en el Centro Cultural Rojas, en el Centro Cultural San Martín y finalmente conocí la escuela de Augusto Fernándes y ahí me quedé bastante tiempo. En un momento dado necesité romper algunas estructuras y comencé a cursar clown con Walter Velázquez. En dramaturgia tengo poca experiencia, la primera vez que estudié fue en 2016 con Macarena Trigo. En ese taller surgió Rhonda.

R: ¿Cómo nació Rhonda?
J: Rhonda nace de mi deseo personal como actriz de encarar el unipersonal como género teatral, de poder combinar en una obra propia distintas disciplinas y abordar algunas temáticas del universo femenino que me inquietan. En 2016 realicé un taller de dramaturgia y montaje de unipersonales dictado por Macarena Trigo. Tenía la idea de combinar la actuación con una disciplina marcial. Hace varios años que practico kickboxing y me encantaba la idea de unir ambos mundos: el escénico y el del combate. Kick Boxing es un deporte de contacto de origen japonés, es una disciplina que involucra piñas y patadas.

R: ¿De qué se trata la obra?
J: La obra trata sobre una chica que pelea y está atravesando su mejor y su peor momento. Deseaba hablar de mis temores y contradicciones y Ronda resultaba un personaje perfecto para observar. Admiro su disciplina, su constancia, su esfuerzo y, sobre todo, su confianza en sí misma.
La propuesta aborda cuestiones vitales de mi más profundo interés: el comportamiento humano ante una situación límite, el rol de la mujer en un contexto machista y el mundo de las peleadoras como ejemplo específico: la presión y la disciplina que llevan en sus vidas como deportistas y la manipulación absoluta de su imagen como mercancía a la venta. También es una reflexión sobre las paradojas del éxito y la oscuridad que lo acompaña.


R: ¿Cómo trabajaste la creación del personaje?
J: Todo comenzó cuando empecé a entrenar Kickboxing. Me gustó. La técnica, los movimientos, subirme al ring. No estaba interesada en pelear profesionalmente y me andaba rondando la idea de hacer un unipersonal. Uní los mundos y me pareció muy divertido fantasear con la idea de sentirme una luchadora por un rato.
Empecé entonces un minucioso trabajo de creación de personaje. Desde la dramaturgia actoral, tomé como modelo la figura de Ronda Rousey, peleadora profesional de UFC, fue la primera campeona de peso gallo y defendió el título cinco veces. Realicé un trabajo de investigación sobre Rousey que implicó la lectura de su biografía, ver sus peleas y entrevistas. Sin embargo, a medida que la composición física y emocional de mi personaje avanzaba, se distanciaba cada vez más de su modelo real. Finalmente terminó siendo la imagen recurrente, y como homenaje, su nombre da título a la obra.
El trabajo de composición de personaje maduró durante un año de improvisaciones que sirvieron como disparadores para la escritura de los textos.

R: ¿Cómo fueron los ensayos?
J: Fueron arduos. Estuvimos mucho tiempo montando la estructura de la obra, luego poniendo la puesta en escena y descubriendo cual era el conflicto de este personaje. Fue fundamental sumar a Diego Recagno en la dirección para terminar de darle forma la obra.

R: ¿Cómo fue la elección del espacio?
J: El espacio donde se desarrolla la obra es un pequeño gimnasio de barrio. El lugar donde comenzó su carrera de pequeña. Espacio 33 es el teatro que gestiono en equipo desde hace tres años y cuadraba perfecto para montar lo que había imaginado. Mariana Del Gener diseñó la escenografía. Fue fundamental para darle vida a ese gimnasio.

R: ¿Cómo se formó el equipo de trabajo?
J: Se dio de una forma muy natural. Casi que sucedió. Empecé a escribir el texto junto a Macarena Trigo, quien también gestiona Espacio 33. Luego pensé en sumar a Diego Recagno para dirigir. Necesitaba a una persona de confianza. Él aceptó amorosamente y convocó a Ignacia Echeverría para realizar la asistencia de dirección. Ella nos presentó a su compañero Julián Lucero, que desarrolló su arte realizando el diseño de luces, el material audiovisual y la fotografía. Mi compañero Fernando Del Gener sumó sus conocimientos de música junto a Marcelo de León, y también colaboró con un trabajo fantástico desde la gráfica. Su hermana Mariana Del Gener realizó el diseño escenográfico y junto a Soledad Peralta, otras de las gestoras de Espacio 33, hicieron la realización. Johanna Franciga se sumó en el trabajo coreográfico casi de casualidad porque nos conocimos por otra razón, nos caímos bien, le propuse trabajar en la parte coreográfica y aceptó gustosamente. Luego Gina Michienzi realizó el vestuario y el diseño del peinado para terminar de construir el personaje. Ya habíamos trabajado juntas en otras producciones. Finalmente se incorporó Joaquín Pol para realizar la asistencia de escenario y la operación de luces.

R: ¿Cómo definirías la obra?
J: Un sueño cumplido que recién empieza.


Recomendados de Jimena 

Una obra de arte: Rocky Balboa de Luis González Oliva. Realiza obras de arte utilizando una agujeareadora resignificando la técnica del Puntillismo. Es una propuesta muy novedosa.

Una película: Yo, Daniel Blake de Paul Laverty con dirección de Ken Loach.

Un libro: La enfermedad como camino de Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke

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