Entrevistamos a Ana Laura Suarez Cassino (Teatro)
Entrevistamos
a Ana Laura Suarez Cassino, directora de la obra Dulce Marta de Julia del Pecho
Espinosa, que nos contó sobre su vida, su relación con el teatro y en especial
sobre la dirección de este monólogo sensorial que actualmente pueden ver en el
Teatro Abasto Social Club los sábados a las 19 horas.
1.- ¿Cómo comenzó tu relación con el teatro?
Siempre digo que la primera obra la dirigí fue a
los ocho años, cuando organicé a mis compañeras del grado en un número sorpresa
para el día del maestro. Recuerdo a las maestras mirándome incrédulas cuando
les pedía que nos hicieran un lugar en el programa del acto, que necesitaba micrófono,
equipo de música y alargue. Ensayábamos en el living de mi casa. Antes de eso, me
encantaba participar de los actos escolares, bailar. Mi primera obra la escribí
en séptimo grado. Luego ya en el secundario, una vez me olvidé la letra arriba
del escenario con el auditorio del colegio lleno y fue tal el trauma que no
actué más. Me dedique a escribir. Hasta que por los años dos mil, terminando la
carrera de derecho volví al teatro, me anoté en la UNA y empecé con la
dirección.
2.- ¿Quiénes fueron tus maestros?
Guillermo Cacace, Ana Alvarado, Cristiane Jatay,
entre muchas otrxs.
3.- ¿Cómo nació el proyecto de dirigir "Dulce Marta"?
Un día en noviembre de 2020, plena primera
pandemia, me escribe Julia del Pecho, a
quien no conocía, y me dice que había escuchado los audios de Mensajes al
poblador rural - una ficción sonora en nueve capítulos sobre los mensajes de
radio por los que se comunica la gente en la meseta patagónica en la que había
estado trabajando y experimentando con Seba Dorso durante todo ese año para
armar una dramaturgia sonora, que le
gustaría que leyera Dulce Marta, que lo escuchaba sonoro y si me interesaba
dirigirlo. Lo leí, me gustó mucho y como desde 2013 venía dirigiendo textos
propios, me divertía trabajar con un texto que no fuera mío. Entonces nos
juntamos con Julita y nos pusimos de acuerdo en cómo empezar a trabajar. Eso
fue en diciembre de 2020.
4.- ¿Cuál es el desafío de dirigir el texto de otro
autor? ¿Cómo es tu vínculo con la autora?
El desafío de dirigir el texto escrito por otra
persona es, para mí, en primer lugar, tomar el texto como otro con quien
dialogar. Ver qué tiene para decirme, lo que me propone y decodificar el
universo de signos que despliega. Hacer un mapa. Conocer ese mapa que no es
mío. Ahí soy observadora minuciosa. A nivel narrativo y a nivel procedimiento
que propone. Todo se trasforma en pista para ese posible recorrido.
En un segundo momento, hecho ese mapa, ver qué del
texto me conmueve a mí, qué tengo yo para decir con eso que se despliega. Qué
voy a decir yo a través de él para darle existencia a una nueva creación que
involucra cuerpo, tiempo y espacio.
En la puesta, el texto prefigura un universo, pero
que solo no alcanza. Hubo que armar el detrás de cada una de las frases para
darle sentido a esas palabras y completar todo lo que el texto no dice y que yo
le hago decir. Esa es la magia del texto teatral, aparece con el cuerpo.
Porque para mí una puesta tiene que ser una
experiencia: que se comprenda directamente sin pasar por el logos, que no
necesite ser traducido, porque la palabra no alcanza nunca. Hay una frase que
me gusta que dice que una manzana no existe en sí sino en el gusto que genera
en tu boca cuando aparece la imagen. Como directora siento que mi tarea es esa:
generar las imágenes para trasmitir sensaciones.
Así armé cuatro mapas: uno de movimientos, otro de
sentido, otro de zonas o bloques de estados y otra sonora.
Esta último en la primera versión estaba grabada y
salía de tres lugares distintos para generar las imágenes sonoras que
permitieran armar la imagen final de la obra, - que tal como está escrita es un
desafío para la dirección ya que no es posible hacerla de verdad – y que no la
cuento para que vengan a ver la obra. En este caso, utilicé el recurso sonoro sostenido
a través de toda la puesta y en acumulación, para que el espectador construyera
la imagen final a partir de lo que escucha.
Dulce Marta hoy es esta que yo me imaginé y si la
dirigiera otra persona seria diferente. Parece una obviedad, pero no lo es, ya
que cada signo arma universo, y elegirlos y disponerlos en tiempo y espacio fue
mi tarea para que Dulce Marta sea.
Con la autora tenemos una relación fluida. Hablamos
casi todos los días porque está haciendo la prensa de la obra. Creo que está
contenta con esta versión de su texto. Armamos un equipo.
5.- ¿Cómo fue la elección de la actriz y del equipo que te acompaña en la obra?
Esta es la segunda temporada de Dulce Marta. La
primera la hicimos con Delfina Colombo, actriz que conocí en la UNA y con quien
ensayamos durante seis meses. Los dos primeros meses hicimos un trabajo de mesa
para comprender el sentido del texto y lo que me interesaba destacar de él, ya
que, además de estar escrito en verso había que construir la historia que va
por detrás para poder darle carne a ese personaje, y además distinguir las
distintas líneas y saltos temporales que tiene.
Luego armamos una partitura de movimientos que organizan a su vez zonas de “estados” por los que atraviesa Marta. Esto fue interesante: el recorrido de emociones que atraviesa Marta es sinuoso y era interesante mostrarlo, más allá de la anécdota narrativa del texto. Con Delfina hicimos cuatro funciones en Nun el año pasado y como para esta segunda temporada le salieron otros proyectos no continuamos. Allí apareció Romina Oslé. A Romina la conocía también de la UNA, habíamos sido compañeras en alguna materia, la había visto en dos obras, y me había gustado mucho. Pensé que ella podía ser una muy buena Marta.
6.- ¿Cómo fueron los ensayos?
Esta segunda etapa fue un proceso exprés. Por los
tiempos de la actriz, la propuesta fue ensayar dos meses y medio y montar la
obra. Así que la propuesta fue retomar el mapa de movimientos que armamos en la
versión anterior y llenar con el vaivén de emociones de Marta – como segundo mapa
- con la impronta de Romina. Así que hubo cosas nuevas que aparecieron con este
cuerpo nuevo. Luego hilvanamos todo el recorrido. Romina es una actriz
excepcional.
Con Seba trabajamos juntos desde 2017 y teníamos la
fantasía de hacer alguna obra en vivo. Hasta ahora habíamos intercambiado
todo el tiempo de manera virtual - creo que es ya nuestra metodología de
trabajo -. Él había armado lo sonoro que usamos en la primera versión así que
ahora se trataba de probar si se mantenían los mismos sonidos y cómo iba a
funcionar el tema de la ejecución en vivo para que pudiera tocar sobre eso y que
su intervención fuera también parte del espectáculo, como acontecimiento. Así
que en esa ida y vuelta de WhatsApp fuimos probando y yo le daba la devolución.
Así que se sumó un mes antes de estrenar y salimos al ruedo. Porque en esta
nueva puesta está él haciendo los sonidos en vivo y yo haciendo la voz en off,
otra novedad. Para romper el trauma de aquella vez en que me olvidé el texto.
Por último, Manuel, nuestro asistente, también se
incorporó un mes antes, y como es muy joven y está recién empezando en teatro fue
muy lindo explicarle el lenguaje, obligándome a no dar nada por sentado y
pensar también qué se trasmite. Está siendo un hermoso proceso.
7.- ¿Cómo definirías la obra para invitar al
público?
Es una obra para dejarse conmover. Para observar lo
que nos mueve, a partir de algo tan escurridizo como lo que se desea. Para empatizar
con lo que atraviesa a otra persona y para pensar también cómo nos atraviesan a
cada unx.
Además, es un unipersonal y la situación de una mujer
sola en una casa habilita a mostrar lo que no se muestra en la vida de
relación. Marta muestra lo que habitualmente no se ve. Eso es muy atractivo.
8- ¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Actualmente estoy participando en una Beca de la
fundación Art House sobre prácticas artísticas contemporáneas en la que me toca
hacer una instalación junto a 16 artistas más. Mi trabajo tiene que ver con una
obra que no existe. Además, en esta segunda parte del año sacaremos el libro
interactivo de Mensajes al poblador rural
ficciones sonoras, donde podrá leerse el texto y escucharse el material
sonoro escaneando un código QR. Y si todo sale bien, quisiera hacerme tiempo
para escribir, proyecto que vengo rumiando desde hace unos años sobre algunos
textos de Shakespeare.
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de Ana Laura
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