Reseña: Nacidas con fórceps (Teatro)
Nacidas con fórceps: un grito punk que late desde el conurbano
En Nacidas con fórceps, Las Ramponi nos
sumergen en un universo donde el punk no es solo un género musical, sino una
forma de vida que resiste el paso del tiempo y las adversidades. La Papo, La
Enana y Turbina, interpretadas con pasión y autenticidad por Julieta Filipini,
Fiorella Cominetti y Carolina Ferrer respectivamente, encarnan a tres amigas
que, tras 17 años de ensayos en un garage del conurbano bonaerense, luchan por
mantener viva su banda y su espíritu rebelde. La obra se desarrolla entre un
recital y una obra de teatro, rompiendo con las convenciones escénicas
tradicionales. El público asiste a una función teatral, pero desde que entra a
la sala se convierte en parte de un concierto super íntimo, donde va a escuchar
canciones originales, cargadas de humor y crítica social, que narran las
vivencias de estas rockeras que enfrentan desde problemas técnicos hasta
dilemas existenciales. La escenografía está compuesta por los instrumentos
dispuestos en el escenario para dar un concierto y algunos elementos extras
como cajones de madera y una heladera portátil con cervezas bien frías, que crean
un ambiente que refleja el under musical. El vestuario está acorde a una
estética punk que se completa con cinturones de tachas, bermudas de jean con
cadenas y remeras negras con inscripciones y brillos y camperas de cuero con
piel. Nacidas con fórceps es una obra que celebra la amistad, la
resistencia y la pasión por la música. Las Ramponi logran de forma acertada
mezclar la música con el humor y rendir un homenaje a todas esas bandas que se
formaron en los garage de las casas familiares y salieron a tocar por distintos
escenarios llevando sus canciones como bandera del rock y la resiliencia.
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