Entrevista a Bela Arnau (Teatro)



La ventana Arte y Cultura entrevisto a Bela Arnau, director de la obra Hungría que repone en Septiembre y de la obra Menen Actor próxima a estrenarse.

1.- Cómo definirías a Hungría?
Quien lea esto en internet tenga muy probablemente al menos 6 ventanas abiertas (que pueden ser el mail, el diario, bajando un video porno, el facebook, un link que le pasaron, hasta un mapa de buenos aires para ver cómo le conviene ir a tal lado). Decime cómo sería una obra que te ponga adelante de los ojos -en el soporte de un escenario- esos 6 espacios y tiempos distintos. Quién es capaz de hacer y ver una obra donde cada frase abre un link a otra situación y a otro personaje. Quién puede escuchar un texto parpadeante como un chat o varios a la vez con distinto nombres de usuario. Si hacés teatro hoy, tenés que aceptar que la percepción y modo de elaborar nuestra experiencia actual es ésa. No es otra. El público sabe hacer eso, lo hace todo el tiempo, se maneja así. El tema es si los que hacen teatro pueden llevarlo hasta una experiencia de este tipo. Yo creo que de otro modo sería negar que la percepción actual tiene otro hábitos, que la experiencia nuestra del espacio y tiempo no refiere a la unidad, sino a la multiplicidad. Hungría se rompió bastante la cabeza como para que alguien la quiera apretar en una definición. ¡Y menos se puede pedirle eso al que figura como su autor! Alguien que se cambió el nombre (Bèla Arnau), que está todavía juntando su cabeza desparramada en el piso. Lo único que esta boca puede decir es que en Hungría el teatro se ve cerca, pasa ahí nomás. Te mete vidrio en los ojos y se parece, sí Hungría se parece a una obra de teatro.

2.- Cuál es el significado en la obra de la cabeza conejo con cuerpo humano?
Convengamos que se trata de una cabeza de liebre. El otro día, no sé a quién le decía, que la confusión -de que la cabeza sea considerada un conejo- tiene que ver con que la obra se haga en Capital. En el Interior a nadie se le ocurriría pensar en otra cosa que en una liebre. Pero volviendo a la pregunta por el significado de la cabeza liebre con cuerpo humano, significa como todo signo: ¡todo lo que puede! Y como todo signo tiene como referencia al resto de los signos. Es indudable que significa eso que se ve ¿no?, un actor haciendo de liebre. ¿Pero eso tranquiliza algo? Y dije un “actor”, es decir alguien cuya función socialmente aceptada es que sea y que no sea un hombre. En ese sentido lo que se puede ver es una liebre haciendo de hombre. Una comedia de animales haciendo de hombres, como las ilustraciones de Grandville. Surge de un elemento familiar, el extrañamiento y la aparición de lo que Freud llama lo siniestro (Unheimlich). Y se mantiene ahí, huyendo en esa indeterminación hombre-liebre y liebre-hombre.

3.-Contanos sobre tu nuevo proyecto Menen Actor?
MENEM ACTOR es por un lado, un intento teatral de acercarnos a la representación de algo que también comparte esta presencia de lo siniestro. Una representación muy cercana, quiero decir todavía hay gente que está parada arriba de ella. Y por otra parte, una representación que a todos nos marcó y resulta ahora difícil de alojar. Una sala nos rechazó el proyecto por el título de la obra. Digamos que se trata de una experiencia que nuestro presente está recién comenzando a elaborar: la década de los noventa. Si bien es una función que el teatro actual parece haber resignado -dar cuenta del pasado reciente-, fue en otras épocas una función dominante del teatro. Hamlet, por ejemplo, advirtiendo a la sociedad isabelina de las inexplicables maniobras de la reina y Jacobo. ¡Decime si datos históricos así no tienen la fuerza de la estadística! Entonces, por un lado es el intento de poder intervenir en esa lucha y oferta de interpretaciones que vienen de distintas disciplinas (la sociología, filosofía, psicoanálisis, etcétera). Pero con las herramientas propias del teatro. Y por otra parte, es realizar la pregunta de si es posible una obra sobre Menem, es decir, si ya existe la distancia para poder verla. ¿Es posible creer en un actor haciendo de Menem? ¿Qué implica que este presente pueda hacer una obra sobre Menem? Bueno, preguntas que van a verse mejor en octubre cuando estrenemos.

4.- Cómo surgen las ideas para empezar a escribir una nueva obra? Como te preparas?
No sé cómo surgen, si lo supiera podría creer en Dios ¿no? Es cierto que intervienen un montón de causas. Muchas de las cuales uno pareciera tener noticias. Por ejemplo, si tomé mate o no, si fue después o antes de ir al baño, si estaba en mi casa o viajando en el bondi. Pero aún en el caso en el que uno se animara a determinar una sola causa, y dijera sí fue el mate, esa misma causa está sujeta a muchísimas variaciones que pueden actuar como causa suya. La temperatura del agua, la marca de la yerba, si la acompañás con bizcochitos o no, etcétera. A eso iba con creer en Dios, a las dificultades de determinar una causa última de algo y en este caso la idea de una obra. Yo no preguntaría quién sabe cómo surgen, sino quién se aguantaría saberlo. Además todos sabemos que las ideas no suelen ser algo agradable, placentero y que salga de lo mejor de cada uno. Tienen más que ver con una enfermedad temporaria ¿no?, que pone todo tu organismo a trabajar. Te piden todo viste, todo y más. Pueden llegar a ser la madre más devoradora. No es algo que pasa por afuera, te come todo. A mí por ejemplo con Hungría ¿qué iba a saber yo que haciendo una obra iba a terminar encontrando el Teatro Jurídico y dar clases? Ya lo dije, Hungría me cambió hasta el nombre. ¿A quién le puede parecer esto divertido? Es peligroso hacer teatro. Yo me preparo así. Dejando despejada la zona de certezas, sin engordar las verdades y con el yo petiso, para que el viento de espaldas me dé de lleno. Estar disponible, abandonado, arrasado, viste que la ética de la creación corresponde a una ética del abandono. Para poder relacionarte con la incertidumbre, el misterio y permanecer en el desamparo. Muy parecido a vivir en Argentina ¿no? Pero para resistir esta pobreza de la que estaba hablando, está claro que hay que tener otras resueltas.

5.- Estás dando clases?
En la realización de obras siempre aparecen preguntas y dificultades. El trabajo sobre ellas a lo largo de los meses de ensayo, va escribiendo paralelamente a la obra que se está montando un andamiaje más o menos precario de pensamiento. Cuando hacíamos Hungría, yo me di cuenta que al costado se estaba escribiendo algo más que una obra. Algo que puede sonar grandilocuente pero que sería un modo de entender y abrir el teatro. Y eso trae un montón de consecuencias, porque para que ese modo de entender el teatro pueda darse lugar hay que trabajar mucho más que una obra. Hay que hacer mucho más que teatro, política para empezar. Es así de simple y complicado, si una obra cuestiona la actuación, es probable que tenga que formar a sus actores. Pero precisa además de un público con el cual compartir esa búsqueda y que esté dispuesto a conmover lo que sabe. Lo mismo con la crítica, y todas las instancias de legitimación y reconocimiento (subsidios, dueños de sala, etc). Las clases tienen que ver con trabajar la posibilidad de abrir este espacio, y por supuesto, comer, pagarle a Edenor, Aysa y a los chicos de Telecentro.
6.- Qué es lo que te gusta de dar clases de teatro?
En el orden del gusto, así lo que más me gusta de las clases, su pico más alto digamos, está como todo trabajo, cuando cobro. Ahí sí puedo sentir cómo la ficción del dinero me da realidad social. Cobro y digo, existo. Le muestro la plata al mozo del café, y él -te juro- la acepta. Es bárbaro, pero no dura mucho ¿debería ser más cara la cuota? Las clases son una instancia para agitar, orientar y compartir la búsqueda. Esto con quienes hacemos las clases lo sentimos, se respira un aire que permite circular mucha experimentación. Sobre todo porque el grupo de los sábados en Pata de Ganso (porque doy también en el Hospital de Clínicas a pacientes de Salud Mental y es otra entrevista), tiene inquietudes propias y vienen de disciplinas muy distintas: de la arquitectura, de la música, edición, sociales, danza y artes visuales. El Teatro Jurídico da un marco, soporte y alojamiento para el encuentro de todas esas inquietudes. Que rondan en lo mismo, cómo pensar y hacer experiencia contemporánea. Es curioso pero no hay lugares para aprender a actuar el teatro contemporáneo. Y con teatro contemporáneo me refiero a las experiencias acumuladas en las obras del siglo pasado. Hubieron muchas rupturas y no se formalizó nada en clases o modos posibles de recuperar ese saber. Vos leés una obra de este alemán Ronald Schimmerpfenig escrita el año pasado, y no tenés herramientas para poder representártela, pensar una puesta y la actuación que pide esa obra. Y no es que nos falte imaginación, somos argentinos, ¡creímos en la convertibilidad! Las exigencias del teatro de hoy son distintas y hay otras técnicas implicadas. En ese sentido nos interesa pensar la experiencia del teatro contemporáneo y poder formalizar ciertas variables. Eso nos acerca a preguntas como ¿dónde está hoy la actuación? Salir a buscarla, pensar la actuación que se pone en juego en castings, publicidades, cine, tele, teatro, en las entrevistas de trabajo. Ahí se determina qué es creíble y que no, eso no lo decide tal o cual escuela de teatro. Y por otra parte, a otro tipo de preguntas que tienen más que ver con el lugar de la docencia. ¿Cuáles son los tiempos de una enseñanza? ¿Qué tipo de relación favorece el aprendizaje, si es preciso intervenir, acompañar, arrojar al otro? ¿Cómo conmover un lugar? Hay una frase muy linda de Schoenberg, que está en el prólogo de su Tratado de Armonía, él dice que todo el libro que sigue lo aprendió de sus alumnos. Un genio. Todos los sábados después de la clase me voy con esa sensación, y eso sí que no es intercambiable, ninguna cifra dineraria puede representarlo.

6.- Quiénes fueron tus maestros o profesores?
Empecé en los cursos del San Martín y del Rojas, eran los más baratos y eso me permitía hacer otros cursos. No sé bien qué aprendí en esas clases, pero fue el encuentro con una realidad que me soportaba: el teatro. Había lugar para mí ahí. Eso puedo decir que lo ubiqué en las clases de teatro. ¡Vos sabés lo que es “eso” para un tipo que se anotaba en todos los cursos, que estudiaba filosofía, piano, escritura, foto, todo menos pintura! ¡Pasando como un loco de un semblante a otro y nada prendía! ¡Claro, papuchi, eso es ser actor, tener la cara rota, ser todos y nadie! Eso después se fue ampliando, ese soporte y el teatro fue pasando en distintos lugares y relaciones. Después fui a lo de Bartís, pasé por lo de Catalán y lo de Pompeyo. Pompeyo, Bartís ¡qué grandes! ¡Qué locura lo que hicieron! ¡Cuánta salud hay en esa enfermedad! ¿Vos te das cuenta? Se animaron a formalizar un poco, a sostener una manera de entender el teatro. Cada uno me abrió el teatro, la experiencia que tienen de él, de una manera distinta. Yo les debo mucho. Pero como buen hijo, los dejé, les puse un tiro a los dos, los enterré, los lloré y ahora cuando me visitan sus fantasmas charlamos bastante y nos reímos también. Nadie lo dijo mejor que Nietzsche en el prólogo a Ecce homo o “aquí está el hombre”, que dicho de paso son las palabras de un Juez muy conocido que se llama Pilatos cuando presenta a Cristo ante el Tribunal- “Se retribuye mal a un maestro si se permanece siempre alumno”. Mis otros maestros –los mejores quizás- fueron y son los que necesitan de la actuación para sobrevivir. Mi vieja y su familia por ejemplo. Decime quién elige hacer teatro.


7.- Cuáles son tus proyectos como director?
Mis proyectos como director tienen que ver con el desarrollo del concepto de Teatro Jurídico. Es decir, obras donde pueda seguir realizándolo, poniéndolo a prueba, mejorándolo y haya otros con quienes compartirlo. Otros a los que les pueda servir esto en la actividad que sea. A fin de agosto, voy a presentar una obra de quince minutos que se llama HERMANN, en el festival de jóvenes directores del Porvenir. Donde pensamos las posibilidades del actor libre en relación de dependencia. Tengo la suerte de poder hacerla con un actor maravilloso, Hernán Melazzi. Para mí es importante verlo actuar. ¿Quiénes se pudieron olvidar de La Maciel? Nadie que la haya visto o soñado. Después en octubre vamos a estrenar MENEM ACTOR ¡qué incertidumbre! Y antes de terminar el año vamos a hacer algunas funciones de HUNGRÍA porque necesitamos seguir entendiéndola y pensando qué hicimos. Además hay muchos que no la vieron, en serio no la vieron, y a otros que les pegó fuerte la obra. Son desesperados como nosotros y vienen a verla no sé ¿cómo algo religioso, terapéutico?¿Hungría cura?




8.- Qué significa el teatro jurídico?
Es una pregunta, está del lado de la pregunta. Teatro jurídico, es ante todo eso. ¡Y que no deje nunca de serlo! Esta entrevista por ejemplo es Teatro Jurídico. Y lo es en muchos sentidos. El TJ piensa sobre todo las relaciones y los medios, lo que está en el medio. Y es importante esto, porque la experiencia que tenemos hoy de la realidad está cada vez más mediada. Los ejemplos con la naturaleza pueden ser bastante elocuentes. ¿Cuántas manos pasaron desde la naranja que te comés hasta la semilla que alguien modificó genéticamente antes de plantarla? Y la entrevista es uno de los modos de darse del teatro con otra instancia que intenta defender su autonomía como es la crítica. Esta entrevista, por ejemplo ¿es teatro? Parecerse se parece, quiero decir, al menos en la forma y en el tema ¿no? ¿no estamos hablando de teatro? Dos personajes haciéndose preguntas. Para el que TJ se volvió una pregunta –tu actividad preferida Pregunta: volver- y quiera seguir el diálogo está este blog (http://teatro-juridico.blogspot.com/) y las clases (los sábados 14hs en Pata de Ganso). Por otra parte, yo creo que desde un punto de vista histórico, el TJ significa un momento del teatro argentino que precisa pensarse a sí mismo. Al teatro le cuesta mucho pensar porque actuar da más placer y más rápido.


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